Las inundaciones que se han presentado en el sureste del país, y particularmente el en estado que mayores recursos tiene en materia acuífera, están sellando al gobierno de Andrés Manuel López Obrador por su carencia de solidaridad con sus paisanos, pero sobre todo con los indígenas que siempre lo apoyaron y acompañaron en su lucha durante muchos años.
Fue, vio, y se regresó. Así de simple la visita del Presidente de la República a su estado natal, donde por cierto, el inquilino de la quinta Grijalva es otro ejemplar de esos que le gusta apadrinar al tabasqueño, porque no ata ni desata, y francamente no le entiende al ejercicio gubernamental.
Lo único cierto de todo esto es que los protegidos del Presidente y sus familiares más cercanos se han convertido en expertos en el arte de la ordeña, porque se han dado vuelo con la disposición de los capitales de los municipios que controlan, y no es tan solo Pío López Obrador, ahí la familia presidencial roba indiscriminadamente en los lugares donde han llegado como funcionarios de primera. Bien estamos observando los mexicanos la forma tan burda en que se están enriqueciendo con toda la permisibilidad de quien hasta ahora mal conduce los destinos de este país.
Los registros del peregrinar de Andrés Manuel López Obrador haciendo reclamos a quienes antaño gobernaron su estado natal eran constantes por el mismo problema que ahora desdeña, y exigía a la Federación que se implementaran los recursos públicos para solventar las crisis que a causa de las torrenciales lluvias padecían sus coterráneos, pero ahora padece amnesia y solamente realizó una corta visita para cubrir el expediente, y pese a que observo el desastre hasta ahora no ha hecho absolutamente nada para paliar la desgracia que padecen los Tabasqueños.
No es lo mismo observar los toros desde la barrera que estar en el ruedo capoteando al animal. Por lo pronto el enojo se ha manifestado entre aquellos que están padeciendo la desgracia de las inundaciones, y lo peor es que ya se han presentado actos de saqueo en diversas tiendas departamentales y almacenes a causa de la necesidad de la gente por contar con alimentos que seguramente servirán de poco porque no existe abasto y mucho menos apoyo ante la incompetencia de quien encabeza el gobierno del Estado.
Durante el tiempo en que recorrió todos los rincones del país señalaba puntualmente el problema y lo que se tenía que hacer, de acuerdo a su muy particular punto de vista, es decir, con esa facilidad con la que su imaginación analizaba el problema, realizaba diagnósticos y criticaba acremente a los gobernantes en turno por no saber qué hacer. El problema es que una cosa es criticar al de enfrente, y otra cosa es tener la capacidad de resolver problemas y entregar buenas cuentas a los mexicanos.
En menos de dos años de ejercicio presupuestal Andrés Manuel López Obrador se ha convertido en un problema para el país a causa de su ineficiencia y su profunda vocación totalitaria al concentrar las decisiones de todo el esquema administrativo, pero también habrá que puntualizar que lo único que han mostrado sus principales colaboradores es una irresponsabilidad brutal y una clara misión, satisfacer los requerimientos que les haga el Presidente de la Republica sin importarles lo demás, y mucho menos los mexicanos. Por cierto, la rendición de cuentas que siempre exigió, ahora no existe. Así de simple nuestra realidad. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en periodismo.