Seguro estoy que no la están pasando bien, y lo lamento. He visto con azoro lo que ocurrió y lo que ha seguido ocurriendo, porque hasta ahora aquel que tanto apoyaron para alcanzar su
más caro anhelo, los tiene y mantiene en el olvido. Desconozco que fue lo que se valoro para tomar la determinación de colocarlos a ustedes en la circunstancia que están viviendo, porque fue un acto personalísimo de ya saben quién inundar las partes bajas para evitar mayores estragos que pudieran colocar en peligro a uno de los más ansiados proyectos que en el futuro será de una inutilidad brutal.
He visto imágenes de la forma en que siguen viviendo y habitando sus casas en medio del agua, sé que perdieron mucho de lo poco que tenían, y hasta ahora no han recibido ayuda de las instancias oficiales. Les he visto viajar en pangas porque es el único medio de trasladarse, he observado como intentan recoger y proteger lo poco que les quedo, de salvar las escasas pertenencias que rescataron, de velar por la vida de sus mascotas y animales de corral, del padecimiento de no contar con alimentos en suficiencia.
He meditado e investigado que fue lo que realmente ocurrió, y lo que se colocó en primer lugar y por encima de sus vidas para tomar una decisión de ese tipo, y debo señalar honestamente que sigo sin entender cuáles fueron las razones para ejercer una decisión tan absurda de preferir inundar esa parte donde ustedes aún viven, para evitar estragos en otros lugares. Todos los mexicanos del país conocemos la crítica situación que padecieron y siguen padeciendo, y por desgracia las noticias no son buenas, porque no tan solo Villahermosa sufrió los estragos de las inundaciones, también Teapa y Tlacotalpa, además de Tapijulapa y Nacajuca en la zona de La Chontalpa.
Que haya seguido lloviendo es una mala noticia, pero lo peor es que hasta ahora han sido olvidados por quien durante tanto tiempo sembró el encono en cada población, en cada caserío rural, en cada Ciudad, para colocarse en el papel del mártir, y alcanzar así, por la estrategia de posicionarse como el desvalido, su más ansiado anhelo: La Presidencia de la Republica. Por lo que corresponde al Gobierno del Estado, lamento que Don Adan no sirva para mucho, es más, no sirve para nada.
No quiero pensar, y desde luego que lo digo con toda responsabilidad, que fueron ustedes parte del sacrificio que se tenía que hacer para evitar que la Refinería de Dos Bocas se inundara una vez más, porque eso daría al traste con uno de los proyectos más emblemáticos de quien por ahora detenta la Presidencia de la Republica. Yo espero que el señor Presidente de la Republica, Don Andrés Manuel López Obrador, tenga el valor suficiente y vaya a explicarles el porque la decisión de inundar y propiciar una tragedia como la que están padeciendo y viviendo.
Ojalá algún día tengamos la certeza de que la decisión tomada fue la mejor, porque hasta ahora el silencio oficial indica que se cometió una falla garrafal y que por consecuencia provocó una tragedia brutal. Por lo pronto tendrán que seguir enfrentando las consecuencias de una falla humana, porque quien haya tomado la determinación nunca podrá tener una justificación creíble del porque de sus acciones. Bien dicen por ahí que no hay mejor ayuda que la que puedas darte tu mismo, y hasta ahora solamente ustedes, insisto, solamente ustedes, son los únicos que podrán resolver su lamentable circunstancia. Ustedes ya saben quién no los socorrerá. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.