André Breton hizo una visita a Mexico en 1938, y si de algo podemos acordarnos, y debemos hacerlo es de la conclusión que hizo durante su visita. “No intentes entender a México desde la razón, tendrás más suerte
desde lo absurdo, Mexico es el país más surrealista del mundo”. Y creo que tenía razón, porque siendo un país con enormes recursos naturales siempre ha mantenido brutales rezagos producto de lo mal preparados que están nuestros hombres y mujeres que se dedican a lo público.
La tarea gubernamental no es fácil, pero tampoco implica problemas irresolubles. Nuestra realidad es la carencia de preparación de quienes se insertan en la burocracia con tal de contar con una seguridad económica y la esperanza de alcanzar una jubilación decorosa que les permita en la etapa adulta contar con al menos el mínimo de dinero para satisfacer sus requerimientos personales y familiares. Y quizá eso explica la impreparación de muchos hombres y mujeres que toman decisiones que afectan a millones de seres humanos sin tener los conocimientos adecuados para que al menos las cosas salgan sin pérdidas, aunque en la mayor parte de las veces no puedan lograrlo.
Esa circunstancia endémica es la mendicidad de quienes se dedican a lo público, porque la única finalidad es la detentación de una cuota de poder para sentirse un miembro importante de la mal llamada ““clase política”, porque ni tienen clase y mucho menos hacen política. Bien decía Jesus Reyes héroes que ““la política es el arte de las relaciones humanas, y la armonía política uno de sus más caros valores”. Por desgracia en el momento que ahora nos toca vivir no existe en el ámbito político alguien que a través de las relaciones humanas pueda alcanzar el ideal colectivo de edificar un mejor país para los hombres y mujeres del futuro.
En el mapa mental de los principales actores públicos nunca ha existido una forma de pensar en que la tarea gubernamental implique principalmente el servicio a los demás, y no la sevicia, que no es otra cosa que la crueldad excesiva y los malos tratos, esos que hasta ahora estamos recibiendo de parte de una caterva de aventureros encabezados por un sujeto al que poco le importa el destino de los mexicanos, porque su principal objetivo es utilizar el poder del Estado Mexicano para satisfacer sus más profundos odios y castigar a quienes durante tanto tiempo, de acuerdo a su forma de pensar, evitaron su llegada al poder.
El tiempo le ha dado la razón al ““padre del surrealismo”. Y mucha razón sigue teniendo el señor Breton a pesar de su ausencia, porque su doctrina no es otra cosa que un movimiento que surgió en Francia después de la Primera Guerra Mundial y que se inspira en las teorías psicoanalíticas para intentar reflejar el funcionamiento del subconsciente, dejando de lado cualquier tipo de control racional. Por desgracia esa es la peculiaridad de lo que estamos viviendo como país desde la llegada de Andres Manuel López Obrador por obra y gracia la democracia imperfecta que detentamos, porque no estamos acostumbrados a elegir al mejor, sino al menos peor. Y la llegada del tabasqueño al poder solamente se puede explicar de esa manera.
Si analizamos su forma de razonar para que le creamos que solamente trae doscientos pesos en la cartera porque no necesita más, no es más que un vil engaño, porque si alguien ha estado disponiendo arbitrariamente de los recursos públicos en su provecho y el de sus principales allegados, sin dejar de señalar que ahora esos hijos que nunca han trabajado cuentan con recursos inigualables para viajar, hacer negocios, y mantener un ritmo de vida que muy pocos se pueden dar, a menos que se tenga a su disposición el capital para cumplir cuanto capricho se les ocurra. El cinismo presidencial es absurdo y ofensivo, pero no hay mal que dure cien años, ni pueblo que los aguante. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.
Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en el periodismo.
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