EL QUIJOTE DE PALACIO

Sin lugar a dudas la vida de los hombres y las mujeres Publicos pudieran parecerse a muchos de nosotros, o de los otros, cuando de dar ejemplos se trata. Pero sobre todo, existe una peculiaridad que hasta ahora

en ocasiones resulta inexplicable, y no es otra que la mimetización, que es la capacidad de cualquier ser humano de imitar el estilo de otro, o bien adoptar la apariencia de los seres u objetos del entorno. Y no está muy lejana nuestra circunstancia la mimetizacion que ha tenido el inquilino de Palacio Nacional.

Y no se trata de denostar la figura de quien conduce por ahora los destinos del país, o de interpretar de manera grotesca el relato de Cervantes, porque si algo tiene de identidad la mal llamada Cuarta Transformación es lo grotesco de un presunto proyecto que no tiene pies ni cabeza, y que por desgracia se pretende imponer a toda costa con tal de seguir disfrutando de las mieles del poder por parte de esa pléyade de ladrones encabezada por Andres Manuel López Obrador y delincuentes que le acompañan.

Desconozco si exista algún estudio o revisión acerca de la salud mental del Presidente de la República, aunque de haberlo tendría que ser considerado un “Secreto de Estado” al que no tendríamos acceso los simples mortales, y puede ser muy grave porque cada día qué pasa, muchos especialistas de la psique han comenzado a murmurar que algo no está bien en el Presidente Andres Manuel López Obrador. No pretendo decir que este mal de sus facultades mentales, pero ir en contrasentido de los razonamientos de los especialistas todos el tiempo, denostando la capacidad de los expertos, es algo que francamente no cuadra.

Por eso hablo de ese proceso que denominamos mimetización, y me permitiré relatar algo que desde luego no le gustará al inquilino de Palacio a causa de que se podría colocar en entredicho su salud mental. En un viaje por la Península de Yucatan Observé un parque eólico de considerables dimensiones. Observar esas hélices que son movidas por el viento para producir electricidad me recordó el nombre de Don Alonso Quijano, que no es otra cosa que el nombre del Hidalgo Don Quijote de la Mancha, escrita por Miguel de Cervantes Saavedra.

Cabe señalar que la figura de este Alonso Quijano al que describe Cervantes en la mayor obra literaria de todos los tiempos, era enjuto, y en sus alucinaciones se consideraba un visionario, y en el fondo, su locura no es mucho mayor que el resto de personas y personajes que pasan por personas normales. Alonso tiene una particularidad, le encanta modificar la realidad a su antojo para poder realizar su sueño de ser un caballero andante. No es por intrigar, pero de inmediato me remonte al personaje de Cervantes luchando contra los molinos de viento que en su imaginación los observaba como instrumentos del mal.

Ver un inmenso parque eólico en Yucatan generando grandes cantidades de energía eléctrica es algo que debiera considerarse como un gran avance para la humanidad. Desgraciadamente en Mexico surgió en la persona de Andrés Manuel Lopez Obrador, el moderno Quijote que vio en esas aspas una amenaza para la humanidad. El Quijote Palaciego decidió que en este país no habría más torres con aspas porque afean el paisaje, y decidió enfrentarlas con toda la fuerza del Estado. Nuestro Quijote, por desgracia, también parece padecer de la misma visión del Quijote de la Mancha Don Alonso Quijano, quien lucha todos los días con esos enemigos imaginarios que solamente existen en su mente y a los que llama “adversarios”. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.