El país ha enfrentado diversos avatares que han asolado a los ciudadanos desde la llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia de la República.
Para decirlo más claro, hasta ahora la muestra que nos ha dado el gobierno del tabasqueño es que existe un poco aprecio por proteger a esa sociedad que muestra su azoro por las complicidades gubernamentales con las distintas expresiones del crimen organizado, y somos los simples ciudadanos quienes tenemos que sortear ese tipo de eventualidades porque la instrucción desde las más altas esferas del país es que no se moleste a las expresiones delincuenciales.
Pareciera que estamos condenados a vivir con el temor y con la impunidad de la delincuencia simple o la delincuencia organizada que hasta ahora ha venido dominando la mayor parte del territorio nacional, y que por desgracia está causando muerte y destrucción en el tejido social cuyos integrantes observan azorados la complicidad de las estructuras gubernamentales en esta lamentable etapa en que nos hemos convertidos en rehenes de nuestra propia decisión al elegir a Andres Manuel Lopez Obrador en la Presidencia de la República.
Por lo pronto habrá que señalar que la Unión Tepito es hasta ahora la mayor banda delincuencial que cuenta con la protección y permisibilidad para mantener como rehenes a los citadinos, y en muchas otras partes del país. Para decirlo más claro, hoy la cohabitabilidad entre gobierno y delincuencia organizada es muy estrecha, y por desgracia quien la justifica es el que debiera combatirla con todo el peso del Estado Mexicano, pero hasta ahora lo único que hemos percibido los ciudadanos es que poco le importamos a quien desde Palacio Nacional pretende ideologizados todos los días.
Hay que decirlo fuerte y claro, el principal capo de capos es el Presidente de la República, quien, aunque lo niegue es el que ha otorgado el permiso a las expresiones delincuenciales para que hagan lo que les venga en gana con la población civil como lo hemos confirmado en diversas ocasiones en varias partes del país donde han sentado sus reales porque no se les combate, no se les molesta ni con el pétalo de una investigación, y mucho menos con la aprehensión de sus integrantes.
Hay que decirlo fuerte y claro, la delincuencia organizada tiene a su mejor aliado en Palacio Nacional, y eso es grave y cínico a la vez, porque si de algo podemos tener seguridad es que Andres Manuel López Obrador utilizó el dinero que le ministraban las diversas bandas del crimen organizado para alzarse con el poder, y ahora está pagando su más cara ambición al otorgarles la permisibilidad para mantener los controles territoriales que quieren en la amplia geografía de este atribulado país.
El poderío de la delincuencia organizada es palpable desde que inició el gobierno morenista, y eso quiere decir que la complicidad de Andrés Manuel López Obrador con la delincuencia es real, y por desgracia los siguientes dos años venideros tendremos que soportar su asedio porque no habrá investigación alguna a causa de esa maldita asociación que por mucho que pretendan engañarnos es nuestra lamentable realidad y la seguiremos detentando hasta en tanto haya un verdadero cambio de gobierno. La delincuencia organizada está habitando Palacio Nacional y rodo el país es territorio narco. Así de simple. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con 50 años de experiencia en diversos medios de comunicación.