Sin lugar a duda, este país sigue siendo muy surrealista. Y para que se entienda mejor, el surrealismo es un movimiento
artístico y literario que surgió en Francia después de la Primera Guerra Mundial, que se inspiró en las teorías psicoanalíticas para intentar reflejar el funcionamiento del subconsciente, dejando de lado cualquier tipo de control racional. Salvador Dalí aportó al surrealismo el llamado método paranoico-crítico, que consiste en la mezcla de imágenes creadas al azar con otras que le son obsesivas. También habrá que señalar que exploró “el mundo de los sueños” y el subconsciente a través de la creación del arte visual, la Poesia y las películas.
André Breton, poeta Francés, fue el fundador del movimiento, en Paris, Francia, en el año de mil novecientos veinticuatro. Fue un movimiento vanguardista inspirado en el psicoanálisis, y procuraba la representación del subconsciente en el arte por medio de la imaginación y el automatismo. Lo que caracterizó a ese movimiento cultural fueron las imágenes libres o múltiples interpretaciones a través de una presentación de objetos carente de cualquier sentido lógico. La pintura surrealista se nutrió de la representación de contextos como el misterio, la destrucción, lo distócico, lo contradictorio o lo absurdo, entre otros campos.
Para enriquecer esta colaboración señalaré que el principal objetivo es revelar los secretos del mundo irracional, además de buscar el papel del subconsciente en la actividad creativa del ser humano, pero también pretende transformar el arte y a la sociedad misma. Y algo muy importante en el surrealismo es que sus principales adeptos desprecian el racionalismo y el realismo creyendo que la mente consciente reprime la imaginación y la creatividad.
Pero también hay que señalar que entre los diversos tipos del surrealismo, existe la animación de lo inanimado, la evocación del caos, la inspiración del pensamiento oculto y prohibido, y el sexo es tratado como una forma impúdica. El surrealismo se caracteriza por aplicar el automatismo puro, de manera que se pierde toda la representación figurativa, y en lugar de ello, inventan universos figurativos propios. Su objetivo es sobrepasar la realidad, utilizando como instrumento fundamental la metáfora e imágenes visuales.
¿Le suena esto apreciado lector? Porque explica en mucho lo que estamos viviendo con el gobierno a cargo de Andrés Manuel López Obrador, quien seguramente se ha mimetizado en el André Breton de la mal llamada Cuarta Transformación. Como complemento hay que señalar que las características del surrealismo son la animación de lo inanimado, así como una presunta transformación que se ha significado como una mascarada ideológica, y que el final ha tenido una regresión a esos tiempos en que el PRI dominaba el escenario político.
¿Transformación? ¿De que? Si todo sigue igual, los altos funcionarios siguen robando, y desde el púlpito mañanero se les sigue perdonando las ofensas. Lo que se ha entronizado en estos años es el cinismo que siempre caracterizó al Presidente de la Republica, y por desgracia se volvió credo en aquellos que decidieron convertirse en corruptos, pero eso sí, protegidos por el más corrupto de los políticos de la historia de esta nación. Así de simple. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septien. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.