El Gobierno de la Muerte

Si de algo podemos tener certeza es de que hasta ahora el Gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador

ha sido uno de los más sanguinarios de la historia reciente de este país, y es que las cifras de la violencia que han sido registradas en todas las latitudes del esta Nación así lo aseguran, pese a las descalificaciones que él mismo ha intentado imponer ante la evidencia pública y la realidad que estamos viviendo.

Para decirlo más claro, este es el gobierno más violento de la historia reciente, y por mucho que intente maquillar las cifras o descalificar esa lamentable realidad, su mandato será el que pase a ocupar el nada honroso lugar de ser el periodo en el que las bandas del crimen organizado se apoderaron de los gobiernos emanados del Movimiento de Regeneración Nacional, y por desgracia la reconstrucción de la Paz Publica tardará varios años.

La mal llamada estrategia de los abrazos y no los balazos se ha convertido en la mayor fábrica de muertos en toda la historia de este país, porque si bien en nuestras luchas por la libertad y la emancipación como nación tuvimos que pagar con la vida de miles de mexicanos, ahora los conteos han señalado las lamentables cifras en cientos de miles. Este ha sido el gobierno más violento de la historia del país.

La mayor parte de los territorios en que la delincuencia organizada, consentida por el propio presidente de la República, están llenos de fosas clandestinas, y los desaparecidos por desgracia suman más de ciento diez mil personas, lo que habla de la permisibilidad para que la delincuencia organizada y las bandas de criminales hayan convertido a México en un panteón clandestino. Nunca antes habíamos tenido un desaparecido por cada hora.

Escuchar la socarrona cantaleta de todos los días, evidencia que, al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador le importa un bledo lo que ocurra con los mexicanos en todas las latitudes del país. Porque su complicidad con el crimen organizado es evidente ante sus cínicos desplantes de señalar que los delincuenciales también tienen derechos, y el mayor derecho que hemos observado es la impunidad con la que la delincuencia se ha apoderado del país.

Sin lugar a dudas el presidente de la República, además de ser un vil sujeto al que poco le importa la vida de los demás, cómo lo demostró durante la pandemia del coronavirus, al enviar al Canciller a pedir gratis los fármacos en las naciones a europeas, tiene que ser enjuiciado y castigado si es que en este país sigue vigente el Estado de Derecho. Pobre país con uno de los peores mandatarios de la historia. Al tiempo.

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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.