Germán Martínez, militante panista puso el dedo en la llaga. Participó en una ceremonia por los doscientos cincuenta
y ocho años del natalicio de José María Morelos y Pavón, haciendo un llamado a las fuerzas armadas para que salgan avante en los innumerables sitios en que la delincuencia organizada ha sentado sus reales. Y no se debiera tratar de que sus palabras se conviertan en buenos deseos, porque la Federación hasta ahora no ha respondido a los mexicanos en todas las latitudes del país. Para decirlo más claro, mientras el presidente de la Republica siga consintiendo a la diversidad de las bandas del crimen organizado, las cosas se van a poner peor cada día no tan solo para los ciudadanos, sino para aquellos que con sus inversiones les han otorgado viabilidad a los procesos de la economía, esa que hasta ahora ni siquiera atiende el inquilino de Palacio Nacional.
Sin lugar a dudas Germán Martínez puso el dedo en la llaga, porque hasta ahora la permisibilidad con que cuenta el crimen organizado es el mayor motivo de preocupación de la nación entera, que hasta ahora sigue siendo presa de esa delincuencia que ha tenido la permisibilidad del presidente de la Republica y que incluso ha estado visitando Palacio Nacional, algo que nunca pensamos que ocurriera.
Hasta ahora el Ejército Mexicano es el que ha estado al frente del combate a la delincuencia organizada, pero también hay que señalar que mientras no exista la orden de combatir frontalmente al crimen las cosas seguirán empeorando. La mayor parte de los territorios en todo el país tienen dueños, y esa es una circunstancia que nunca pensamos que ocurriría, pero al señor presidente de la Republica le tiemblan las corvas cuando de poner mano dura se trata.
Germán Martínez no se anduvo por las ramas, y cuando se refirió a Guerrero, mi estado natal, señalo que es “una tierra adolorida donde hoy, deben, lo deseo fuertemente, volver a triunfar a nuestras fuerzas armadas contra la delincuencia, para devolverle en Michoacán y en todo México, el miedo a los criminales”. Y tiene toda la razón, porque en los tiempos que estamos viviendo esos criminales son los que verdaderamente gobiernan en todo el territorio del país.
El problema sigue siendo el inquilino de Palacio Nacional, porque hasta ahora ha abdicado de su principal obligación de proteger a los mexicanos de todos los rincones del país, y eso lo han aprovechado muy bien los delincuentes para seguir manteniendo como rehenes a quienes somos los que seguimos manteniendo la viabilidad de nuestro país a través del lago de impuestos, esos que hasta ahora el presidente ha regalado una parte importante a las tiranías populistas del continente. Y a eso se le llama “no tener ni tantita madre”, así de simple. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación.