Bien dicen los especialistas de la Lengua Española que el significado de la palabra “Respeto” es la veneración,
acatamiento que se hace a alguien. El concepto de respeto “significa preocuparse por el impacto de nuestras acciones en los demás, ser inclusivos y aceptar a los demás por lo que son, incluso cuando son diferentes”. Bien ha dicho Andrés Manuel López Obrador que no somos iguales, y tiene toda la razón. Pero también habrá que señalar que ese respeto implica respetar las opiniones de los demás, incluso cuando se está en desacuerdo. O bien cumplir lo que se promete, o hacer las cosas bien, mostrando un alto estándar en lo que uno hace. Pero también hay que señalar que ganarse el respeto de las personas es crucial para avanzar y construir un estado social pleno.
“También habrá que decir que el respeto no se impone, se gana”. Pero eso no lo entiende el presidente de la Republica quien a cada rato desdeña invitaciones señalando que no va porque le pueden faltar el respeto, porque él detenta la investidura presidencial. Esa que tanto ha denigrado con su proceder y sus excesos personales, porque quiere que todos le rindan pleitecía al imbécil.
Sin embargo, yo le contestaría que el respeto no se impone, porque cada quien se gana el respeto con sus acciones y sus hechos, y si a eso vamos, hasta ahora, en lo personal le he perdido el respeto al susodicho presidente, porque ha dejado de representarme como gobernante, y se ha perdido en el sórdido campo de las estupideces mañaneras en las que sigue vertiendo su veneno contra quienes no pensamos como el.
Por cierto, el propio mandatario se atrevió a pedir respeto para la señora Loera, y debo señalar que lo merecía por la edad, y no por ser la madre del mayor narcotraficante que ha tenido este país. Pero si seguimos con el tema del respeto, el señor presidente, nunca, nunca pidió respeto por los niños con Cáncer, esos a los que condenó a la muerte porque no quiso pagar los tratamientos. Ojalá sus hijos nunca tengan que pasar por algo así.
En otro de sus desplantes señaló: “Nada humano me es ajeno”, y así dijo sin más. Después señalaría que “No hay que odiar”, y por cierto, a cada rato habla “del amor al prójimo” cuando ha sido el mandatario que mayormente ha mostrado odio a quienes no pensamos como el, y nos ha perseguido y denigrado, pero como alguna vez el mismo lo dijo, “benditas redes sociales”. Al tiempo.
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Lic. en Derecho por la UNAM. Lic. En Periodismo por la Carlos Septién. Conferencista. Experto en Procesos de Comunicación. Expresidente de la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión, Miembro del Consejo Nacional de Honor ANPERT, con cincuenta años de experiencia en diversos medios de comunicación. Al tiempo.