En verdad sorprende el empecinamiento de las autoridades del Gobierno del Distrito Federal por debatir un tema que, por mucho que se diga lo contrario, no tiene futuro, al menos en los siguientes cinco años. Pero también debo señalar que sigo pensando que es un llamado que trata de encubrir las deficiencias de una administración que no acaba de tomar forma a causa de los problemas que la tribu mayoritaria está causando al señor Mancera, para obligarlo a negociar sobre el tema que mayormente sabe dominar: corrupción. La muestra la han
dado los titulares de tres gobiernos delegacionales: Marisela Contreras en Tlalpan, Mauricio Toledo en Coyoacán y Alejandro Fernández en Cuauhtémoc. Pese a la reseña en los medios de comunicación de la criminal forma en que los funcionarios han venido extorsionando a los comerciantes, hasta ahora Miguel Ángel Mancera no ha podido hacer mucho.
El Jefe de Gobierno necesita darse tiempo para intentar debilitar al todavía poderoso grupo que encabezan René Bejarano y Dolores Padierna, ya que no tan sólo tiene presencia en las delegaciones políticas, cargos en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, dominio en la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, la mitad del partido que lo postuló, y mañas a granel para arrinconarlo si no cede a sus pretensiones. A Bejarano no le urge ascender en el escalafón gubernativo, y a su mujer tampoco, porque prefieren el fuero para proteger sus intereses. De ahí la necesidad de que uno de los dos, o ambos, siempre ocupen cargos de elección popular.
Por ello el señor Mancera ha orientado la discusión hacia la probabilidad de la legalización del consumo de marihuana en el Distrito Federal, y en ello se han enganchado no tan sólo los líderes que mayor reputación tienen en el tema de la inseguridad pública, sino eminentes juristas y académicos. Pero insisto, es un debate falso que no tiene un destino certero porque para que exista una liberalización en el Distrito federal como lo han planteado, tendría que cambiar el status jurídico de la Capital del País. Mancera está mostrando anticipadamente el rumbo que pretende darle a la Ciudad de México, y eso pudiera no gustarle al Presidente Enrique Peña Nieto, quien ha señalado que no habrá legalización de la marihuana, y por lo pronto los gobiernos del Estado de México, Puebla e Hidalgo se han sumado al dicho presidencial.
Por eso la Secretaría de Salud también ha señalado que antes de tomarse una decisión al respecto se debe hacer una evaluación con base en evidencias científicas acerca de los efectos nocivos que provoca su consumo en la salud humana. Hay mucho de razón cuando señala que el punto más importante que se debe medir son los daños y los riesgos a la salud física y mental de la población. Resultaría ocioso hablar de los efectos que provoca porque lo importante es que hasta ahora ha servido de pretexto para ocultar las ineficiencias y la encarnizada lucha por los territorios y los cargos públicos. La legalización es ilegalizable, pero sirve de pantalla.
Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.