El momento fue propicio para que el perredismo hecho gobierno en el Distrito federal enseñara las fauces y advirtiera a los demás que en este lugar “sólo sus chicharrones truenan”. No pueden aducir que existió una equivocación o que tenemos una percepción equivocada, porque la forma en que están abordando las cosas es la misma que han utilizado para abordar casi todo lo que tiene que ver con la estructuración de las estructuras aleatorias a las estructuras de gobierno revestidas de ciudadanía.
La elección vecinal aparte de un sonado y rotundo fracaso sirvió para evidenciar ante los citadinos de lo que son capaces de hacer para que los “ejercicios democráticos” sirvan solamente para legitimar lo que como pandillas delincuenciales están acostumbrados a realizar.
El sistema de becas fue una de las argucias inventadas por el grupo de René Bejarano, quien sigue siendo el que verdaderamente manda en las Jefaturas Delegacionales y la Asamblea Legislativa del Distrito Federal. Saqueó la comisión que en su momento se encargó de la adjudicación de dichas becas, pero también se llevó la mayor parte de las presuntas estructuras ciudadanas con el cuento de la elección de los comités vecinales que decidirán la aplicación del presupuesto participativo. La Universidad que cuesta a los contribuyentes cerca de mil quinientos millones de pesos por año y que gasta cerca de seis millones de pesos por cada estudiante que adquiere su título, también es un espacio que ha venido usufructuando para satisfacer económicamente a sus huestes.
Para decirlo de otra forma, todo el poderío político del señor Bejarano sale del bolsillo de los capitalinos, y hay que reconocer que hasta ahora sabe muy bien cómo hacer que las cosas funcionen para que los bolsillos de sus compañeros sigan siendo el mejor instrumento de cohesión que le permita mantener su ejército de activistas en casi todo el territorio del Distrito Federal. Pero no sólo Delegaciones, la Universidad y la Asamblea Legislativa, también controla las Agencias del ministerio Público y los territorios de las bandas que asolan a los citadinos, además del Instituto Electoral del Distrito Federal. Lo demás lo controla el perredismo de la misma forma delincuencial en que lo hace el señor Bejarano, y para muestra un botón.
Ante las críticas por el desaseado proceso para la reelección de Luis González Plascencia, pareciera que la decencia estuvo del lado del todavía Ombudsman, quien prefirió retirarse ante la previsión de que resultara una elección dividida. Pero la advertencia quedó en el aire y fue vertida por Dinorah Pizano quien señaló que el grupo parlamentario del PRD no permitirá que los derechos humanos y ningún otro tema de la agenda legislativa se conviertan en rehén de las minorías. Textualmente señaló que “la ley busca que sea un proceso de consenso no de imposición, en materia de derechos humanos eso no puede pasar, pero tampoco puede pasar lo contrario, que las minorías sean las que nos marquen la agenda y que no nos permitan avanzar en temas tan importantes”. Vaya con la joyita discursiva de la señora Pizano, que demuestra que aquí hacen lo mismo que critican en el ámbito federal. Pero para desgracia de quienes aquí vivimos. Es parte de la tónica del perredismo, cuyos miembros solamente aceptan la dictadura de las tribus como gobierno para la Capital de la República. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.