Los citadinos comienzan a preguntarse hasta dónde aguantará Miguel Ángel Mancera las hamponerías de los integrantes de la Sección XXII de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación que mantienen azolados a los vecinos al Monumento a la Revolución.
Todos los días provocan considerables daños a la Ciudad de México, porque no tan sólo son las movilizaciones y las tomas de oficinas como ocurrió ayer con la Bolsa Mexicana de Valores, sino el costo en horas trabajo hombre que ocasionan colateralmente dañando la economía familiar de quienes no alcanzan a llegar temprano a su trabajo, o de aquellos que definitivamente no llegan. También hay que agregar el incremento de la contaminación, el gasto de combustibles y la movilización policial para controlar sus excesos o para inhibirlos.
Ayer relaté en este espacio la forma en que los hampones que se dicen maestros realizaron en Oaxaca la premiación para quienes estuvieron movilizándose en la Capital de la República y mantuvieron el campamento en el Zócalo Capitalino. Agredir a policías, destruir instalaciones, equipamiento, afectar a viajeros con la consiguiente pérdida de dinero al no poder abordar a tiempo los aviones hacia su destino, la inhibición de los que pretendían viajar por negocios o por placer a la Ciudad de México, alterar el tráfico vehicular, paralizar el periférico, dejar a niños de kínder garden sin comer y sin líquidos por horas, y tantas otras cosas más han sido el motivo principal para que la sección XXII premie a sus agremiados, claro está, con la permisibilidad del gobierno encabezado por Gabino Cue, quien parece no tenerles miedo, sino pavor.
Los habitantes y comerciantes de la zona cercana al Monumento a la Revolución, lugar donde los irresponsables vándalos y delincuentes de la CNTE pernoctan y permanecen acampados, han mostrado su preocupación a las autoridades del Gobierno del Distrito Federal, sin encontrar más que una presunta ayuda de quince mil pesos que desde luego saldrá del bolsillo de quienes aquí habitamos, con lo que podemos dar por descontado que es un impuesto que nos cobran para mantener y resarcir los daños que provoca esta caterva de imbéciles que se dicen profesores. Pareciera que los ciudadanos somos los que menos importamos a Miguel Ángel Mancera Espinoza, quien no impone la ley simplemente porque teme que el partido en el poder se la cobre más adelante.
Es tanto el temor que tiene de las huestes de René Bejarano, quien manipula a su antojo el movimiento magisterial, que ahora muestra de lo que sus integrantes son capaces. Comerciantes afectados por el plantón en el Monumento a la Revolución denuncian que los manifestantes han comenzado a cobrar una cuota en especie a los comerciantes de la zona, principalmente a los restaurantes. Relataron que además de las pérdidas por más de 300 millones de pesos en ventas y la reducción del 60 por ciento de los empleos, ahora enfrentan estafas de los inconformes. Muchos de ellos han cerrado sus negocios, pero las fondas y restaurantes se han quejado de que los maestros llegan, comen y consumen grandes cantidades de cervezas, y después se van sin pagar señalando que esa es la cuota que aportan para el magisterio. No tienen madre, ni ellos ni los que gobiernan esta gran ciudad. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.