EQUIDAD Y REFORMA HACENDARIA

sinpunto

La equidad es un concepto impreciso que tiene al menos dos acepciones: una jurídica y la otra de “índole política”. No resulta fácil intentar definirla, porque significa igualdad pero realmente no se considera igualdad por circunstancias como la condición social, la territorial y la costumbre. También se la relaciona con la justicia, pero no tiene nada que ver con ella, al menos con el concepto de justicia que sostiene la ley.

Desde el punto de vista jurídico, la equidad es la corrección de la aplicación dura e inflexible de la ley, hecha por motivos éticos y de solidaridad humana. La ley obedece a un criterio de generalidad. Está hecha para un número indeterminado de casos, y debe por tanto, ser concebida en términos amplios para que pueda aplicarse a todos ellos.

En el ámbito político, la equidad es la igualdad económica y de oportunidades para todos en el proceso de desarrollo de un país. Con frecuencia los encargados o responsables de planificar la economía tienen que optar entre la equidad y el crecimiento como objetivos prioritarios. En esta decisión, naturalmente está inserta una cuestión ideológica que orienta la toma de decisiones en uno u otro sentido, de ahí que podamos afirmar que los partidarios de las orientaciones conservadoras, liberales y neoliberales, se inclinan en favor de la opción del crecimiento por encima de cualquier otra consideración. Para ellos el crecimiento logra, por la vía del “derrame” o “goteo”, que sus beneficios lleguen a los estratos más bajos de la población. Ellos no creen que el crecimiento conduzca a la concentración piramidal de la riqueza.

En cambio los economistas, planificadores y políticos de las vertientes socialistas, si bien con marcadas diferencias entre ellos, abogan por la equidad como la meta prioritaria del esfuerzo comunitario. No les importa que, ocasionalmente, ella pueda disminuir las cifras de la expansión del Producto Interno Bruto si en contrapartida se logran mejores índices reales de distribución, que a la postre aseguran un proceso de desarrollo más sólido y constante. En ambos casos por supuesto está presente la cuestión ideológica. Para decirlo de otra forma, dado que la equidad es, junto con el crecimiento uno de los posibles objetivos de una política económica, el énfasis que un gobierno ponga en ellos revelará su definición ideológica.

México ha realizado en los últimos treinta años, desde el abandono del “Estado de Bienestar”, decenas de las llamadas “reformas estructurales” sin que a la fecha nos hayan resultado efectivas para corregir la desigualdad. Los contrastes entre los muy ricos y los muy pobres resultan lastimosos, pero de acuerdo a la reforma que se avecina, las cosas no cambiarán en mucho porque seguirán pagando menos los que más ganan. Nuestros conservadores gobernantes debieran pensar en otras opciones para redimensionar la economía del país, y propiciar eso que siempre buscan: equidad. Pero seguirán pagando menos los que más tienen, esa ha sido una más de las injusticias de este país. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.