Sin lugar a dudas, cuando al Partido Acción Nacional no le llueve, le llovizna. Y no es que se la pase uno haciendo malos augurios para quienes militan en ese instituto político, pero sus miembros han comenzado a padecer una serie de avatares propios de quienes, o traen el santo de espaldas, o simplemente padecen las consecuencias de sus
excesos. Sin temor a equivocarme puedo afirmar que, para muchos, ambas circunstancias van juntas, aunque aquellos que buscamos la lógica en cada uno de los sucesos para explicar sus efectos podríamos señalar que todo es consecuencia de los excesos que se han cometido en los últimos años. Dejando de lado los malos augurios, cuando digo que a los panistas les ha estado lloviendo desde hace algunos meses es porque en lo personal creo que todo es consecuencia de las fallas que han tenido para hacer las cosas, sobre todo aquellas en las que se involucran decisiones gubernamentales.
Guillermo Padres Elias es gobernador de Sonora. Es un hombre echado para adelante como mandaran los cánones que deben ser los norteños. Y también es un hombre rico, y como todos los ricos del campo, le gusta tener y mantener fincas de descanso las cuales puede presumir a los amigos y a los que no son sus amigos para que les entre la envidia. Por eso tiene un rancho, y en una zona tan árida se requieren muchos litros de agua para convertirla en un vergel. Es más, varios aseguran que se necesitan millones de litros de agua que no existen en la zona. Pero para el señor Padres no existen los imposibles, y menos la carencia del vital líquido cuando de mantener su vergel particular se trata. Por eso se mandó a hacer una pequeña y familiar presa con diversas represas para regar la propiedad en que se asienta su finca de descanso.
Padres logró lo que a los demás no se les ocurrió, convertir su propiedad prácticamente en una selva del desierto. Le costó tiempo y sacrificios, aunque estando en el cargo de gobernador, estos resultan mínimos, claro esta. El problema es que a un prominente empresario favorecido por su partido desde el poder se le ocurrió provocar un derrame que contamino enormes cantidades de agua de dos ríos y puso en jaque a la zona. Maldita la hora en que el señor Germán Larrrea tuvo la mala fortuna de provocar ese motivo que fijó la atención nacional e internacional en la zona donde el señor Padres tiene su finca.
Por eso no estuvo de acuerdo en que los delegados de Semarnat, Conagua y Profepa, se metieran a su propiedad y declararán que la represa que tanto esfuerzo y sigilo le costó haya sido construida ilegalmente y que se está quedando con parte del agua que le corresponde a sus gobernados. Cuando de defender lo propio se trata, el señor Padres es un hueso duro de roer y decidió expulsar a los funcionarios federales del Comité de Operaciones de Emergencias y los sentenció a irse porque el presidente de ese consejo es el gobernador y no va a permitir que cualquiera venga a quitarle lo que tanto esfuerzo le ha costado. Lo que no ha entendido es que cualquiera de ellos puede clausurar ese rancho porque efectivamente se ha robado el agua que tanta falta le hace a los sonorenses. Por otra parte, tampoco puede correr a quienes no son sus empleados no pretender colocar a la Federación bajo sus muy equivocados conceptos. Esto dará mucho de que hablar, y lo más seguro es que, quien salga perdiendo, sea él. Creo que le hizo falta inteligencia a la hora de escoger rival. Al tiempo. This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.