En la duda es mejor abstenerse, aconsejan los juristas de antaño. Pero esta máxima parece estar lejos del entendimiento del senador panista y candidato derrotado al gobierno de Colima, Jorge Luis Preciado, quien insiste en armar a la ciudadanía para contrarrestar –según él- la victimización de los ciudadanos a manos de los violentos.
En pocas palabras, Preciado cree que armar a los ciudadanos mexicanos es la mejor forma de impedir que mueran. Bárbara lógica del senador albiazul, que finge desconocer la primera obligación del estado contemporáneo: garantizar y salvaguardar a sus gobernados y los bienes de éstos. Pero además, Preciado parece despreciar con esta propuesta el valor de la vida que según los panistas en general proclaman como uno de sus mayores valores doctrinales.
En pocas palabras, Preciado propone convertir a los ciudadanos mexicanos en gatilleros al estilo del Viejo Oeste para preservar sus vidas y bienes. Dicho de otra forma, responder a balazos cualquier presunción de ataque u ofensa.
De aprobarse esta iniciativa, cosa poco probable quiero pensar, México involucionaría décadas cuando incluso antecesores legislativos de Preciado “dirimían” sus diferencias a balazos.
¿Cómo puede un legislador hoy día proponer el armamentismo ciudadano en sus casas, empresas o trabajos? ¿Se imagina? Las cifras de muertos, ya de suyo altas en el país, seguramente se multiplicarían.
Aún así, el senador Preciado insiste en que buscará reunir 120 mil firmas para convertirla en iniciativa ciudadana y obligar así al Congreso a dictaminarla.
“Vamos a hacer un llamado a la población que desee firmar esta iniciativa ciudadana, para presentarla al Senado de la República y que el Senado se tenga que pronunciar sobre el derecho a la legítima defensa y por supuesto, a la protección de la vida”, argumentó Preciado en una reciente rueda de prensa.
¿Derecho a la vida? Ah, caray. Este se garantizará, según Preciado, a punta de balazos. Qué ilógico suena.
Según este senador, insistirá en que cualquier ciudadano puede portar armas para defenderse de asaltos, secuestros y en general de la delincuencia organizada.
La iniciativa de Preciado parecería estar inspirada en la segunda enmienda constitucional de Estados Unidos, pero sería mejor que el mismo senador blanquiazul echara un vistazo a las consecuencias de armar a los ciudadanos.
Sólo por citar un caso. El presidente Ronald Reagan estuvo a punto de morir sólo 69 días después de instalarse en la Casa Blanca. Su secretario de prensa entonces, James Brady, recibió un disparo en la cabeza.
Reagan, un republicano de cepa, admitió tiempo más tarde que "cuatro vidas fueron cambiadas para siempre, y todo por un arma económica —una pistola inferior de calibre .22— adquirida en una casa de empeños de Dallas por un joven con trastornos mentales.
“Esta pesadilla podría nunca haber ocurrido si la legislación que ahora se encuentra ante el Congreso —el proyecto de ley Brady— hubiera sido ley en 1981", dijo Reagan.
¿Qué necesidad hay de armar a los mexicanos? ¿Sabe algo o busca algo Preciado que no sabemos y tampoco revela?
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