De confirmarse los resultados de la jornada comicial de la víspera, ¿qué sigue para México? Lo primero moderación, sensatez, humildad de quienes aparentemente se alzaron ya con el triunfo. No será tiempo de euforia para quienes recibieron este
domingo el respaldo del voto ciudadano, ni de humillación alguna para quienes habrían resultado derrotados en las urnas. Así es la democracia. Así debe ser.
Mesura. Ojalá la practiquen los candidatos virtualmente triunfantes, con Andrés Manuel López Obrador a la cabeza, conforme los resultados preliminares extraoficiales.
Aun si se confirmara que arrasaron en las gubernaturas como ya anticiparon en Ciudad de México y los estados de Morelos, Chiapas y Tabasco, los candidatos que confirmen sus triunfos deberán observar mesura. Sería indebido, pero sobre todo una pésima fórmula política que ahora reaccionaran con soberbia, petulancia y arrogancia, los peores errores en política, con costos potenciales siempre graves. Ojalá lo entiendan y sobre todo lo practiquen a partir de confirmarse los resultados.
Con base en las encuestas de salida difundidas anoche por Consulta Mitofsky, aparte de López Obrador, los candidatos de Morena se anotaban cuatro triunfos en igual número de gubernaturas. La misma encuesta de salida daba una ventaja, ligera, pero ventaja al candidato Cuitláhuac García para la gubernatura de Veracruz, mientras que Puebla aún se mantenía en vilo, aun y cuando Miguel Barbosa reivindicaba un triunfo.
En todos los casos, es de subrayar, que el gobernante PRI saldría vapuleado de la contienda en esos estados y la capital del país, con un promedio de votación del 10 por ciento, lo que trasuntaría un severo revés electoral y anticiparía un escenario casi catastrófico para el tricolor, que tendría que ir a partir de ahora a una profunda revisión interna como la anunciada por el presidente partidista, René Juárez Cisneros, y hasta una purga para impedir algo todavía peor de lo que indican los primeros resultados de estos comicios. Si fueran confirmados los datos, el PRI habría sufrido una derrota aún peor a la que registró en 2000 frente al panismo. Veremos conforme avance este lunes.
La participación rebasó las expectativas más optimistas y según los primeros informes a la vista, superaría el 70 por ciento del padrón electoral. Inusitado.
El discurso de José Antonio Meade, aceptando su derrota, pasará a la historia sin duda como un antes y un después en el curso y construcción de la democracia mexicana. Ejemplar, en una palabra.
Falta ahora ver si López Obrador, virtual presidente electo de México, inicia con igual espíritu una gestión que será compleja, pero que deriva de un hecho esencial también para cualquier democracia: el respeto a la voluntad ciudadana, aún si ésta es errónea.
México entra de esta manera a una etapa histórica sin precedente e incluso muy por encima de la alternancia lograda con Vicente Fox en 2000. Bravo por México.
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