Sí, usted, a usted le hablo por aquí señora Sheimbaum, doña Claudia. Déjeme
antes decirle que me complace escribirle, pero más todavía, mucho más, hablarle para que por favor se apresure, haga algo, rápido y bien, aun y cuando hay quienes digan que rápido y bien no ha habido quién.
Creo sin embargo que usted está precisada, casi obligada, a actuar bien y rápido porque nosotros, los gobernados, la mayoría al menos de los chilangopolitanos, estamos no sólo amenazados, que ya a estas alturas es lo de menos, sino impactados por el desborde criminal en la ciudad de México y sus goteras, zonas que prácticamente se han convertido en reductos del crimen común y del organizado. Urge que usted haga algo, rápido y bien, para contener la ola criminal que nos envuelve. Usted sabe lo importante que es para todos y, en estos días, muy especialmente para todas, que aminore o ya de menos, se contenga el flagelo criminal que se propaga con mucha rapidez y que ya invadió el Sistema de Transporte Colectivo Metro, donde las chicas se están convirtiendo en blancos del crimen, del secuestro, y otras agresiones, incluso de carácter sexual. Es el colmo, señora Sheinbaum, y estoy seguro de que usted coincidirá en que es el colmo que las chicas, veinteañeras preferiblemente, estén ahora sujetas al artero criterio de criminales y, ni dudarlo y eso usted debe saberlo mucho mejor, de policías que se asocian con los bandidos para destrozar las vidas de las jóvenes.
Preocupa sin embargo que la voz de alerta sobre estos crímenes en el metro haya provenido de una investigación periodística del diario español El País y no de las autoridades en ciudad de México. Sólo cuando El País dio la clarinada, el tema se instaló en la opinión pública de la capital y aún del país. Suena delicado que haya sido así, salvo claro que usted en su condición de jefa del gobierno capitalino discrepe y sepa algo que nosotros, los ciudadanos simples y mortales, desconocemos y desconocíamos hasta hace unos días.
Señora Sheinbaum, imagine usted, si no es que usted lo sabe, lo que significa que las usuarias del metro, preferentemente las más jóvenes, se jueguen su destino cada vez que abordan un vagón del metro y, lo peor, que ni siquiera tengan el respaldo policial que es un imperativo. Son millones de chicas jóvenes las que cada día usan este medio de transporte, que dicho sea de paso ha venido a menos “gracias” a la ineptitud y permítame decirlo, incluso a la corrupción del gobierno que le heredó a usted el señor Miguel Mancera, ahora nada menos que Senador de la República. Uno, al menos quien estas líneas escribe, sigue sin comprender cómo se premia a un político con un nuevo e importante cargo si los resultados de su gestión resultan precarios, si no excesivamente cuestionables. En fin.
De pasadita, señora sheinbaum y antes de que se me acabe el espacio, el asunto del transporte también merece su atención y gestión urgente. Quienes transitamos entre la ciudad de México y alguna ciudad cercana a ésta, constatamos con preocupación, cansancio y hastío el pésimo sistema de transporte, la precaria movilidad y el alto costo del desplazamiento en la tatarabuela de México-Tenochtitlan. ¡Por favor, señora Sheinbaum, hago algo al respecto y hágalo, otra vez, rápido y bien! Vamos a agradecerlo mucho sus gobernados.
La saludo muy cordialmente y con la expectativa de que usted sabrá honrar su encargo, y su compromiso público.
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