El abogado Javier Quijano Baz, quien suma a su interesante, prolongado e impecable palmarés la defensa contra el desafuero del hoy presidente Andrés Manuel
López Obrador, podría convertirse en el sucesor del casi casi defenestrado Eduardo Medina Mora en la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), la posición más elevada a la que puede aspirar en México un jurisconsulto.
En el camino hacia la codiciada y codiciable posición en el máximo tribunal de justicia del país, Quijano Baz podría topar sin embargo con al menos tres obstáculos. Uno, quizá el principal, que es amigo y fue defensor del presidente, dos, su edad (77 años) y la propensión, saludable claro, del actual gobierno a favorecer la equidad de género.
Se apuntan muy probablemente en la lista las abogadas Loretta Ortiz y Celia Maya, ambas muy ligadas a Morena.
Sobre las posibilidades de Quijano Baz de convertirse en el magistrado número 11 del máximo tribunal del país, el senador de Movimiento Ciudadano, el veracruzano Dante Delgado Ranauro, dijo a un grupo de periodistas convocados hace pocos días por la Academia Nacional de Periodistas de Radio y Televisión (Anpert) que Quijano es un “excelente abogado”, nada que reprocharle, ni siquiera su cercanía y defensa de López Obrador cuando el gobierno de Vicente Fox quiso descarrilarlo de su candidatura presidencial por considerarlo “un peligro para México”.
A propósito del caso Medina Mora, Delgado Ranauro justificó de manera explícita la negativa del magistrado renunciante a dar explicaciones ante el Senado de su decisión, aun y cuando ésta sólo se justificaría por “causas graves”, que será difícil conocer de manera fehaciente. El senador de MC deslizó incluso como hipótesis de la renuncia las muertes de la esposa del magistrado saliente y otros familiares. Después de todo, argumentó, hay personas de piel delgada. Otras tienen piel de hipopótamo, comentó.
Quijano Baz, es cierto, suma una prolongada y exitosa trayectoria como jurista. En alguna entrevista reivindicó que pertenece a esa especie de abogados que “llevan la ley en la sangre”. Nadie debería dudarlo a juzgar por su carrera abogadil. Es miembro de número de la Academia Mexicana de Jurisprudencia y Legislación. Y desde siempre se ha identificado con “las izquierdas”, un punto adicional en los días públicos que están en boga en México.
Delgado Ranauro negó al punto que la eventual incorporación de Quijano Baz a la SCJN pudiera equivaler a “un pago” del presidente López Obrador y recordó que siempre siempre ha sido una facultad del Poder Ejecutivo presentar las ternas para el nombramiento de los magistrados.
En el camino de Quijano Baz podrían ganar distancia mujeres magistradas. “Ladies first”, dicen los anglosajones. Pronto caerá el velo del misterio. Ojalá, como también dijo Delgado Ranauro, pesen más los perfiles que las filias. Sea.