Una falla más

Volvieron a fallar. Y esa falla en materia de seguridad pública costó esta vez, una más, las vidas de tres mujeres y seis

 menores, dos bebés entre ellos, que fueron acribillados, masacrados e incinerados en la confluencia de los estados de Chihuahua y Sonora. Así nos dejaron el país, argumentó López Obrador, quien de nueva cuenta tomó distancia y sobre todo salvó su responsabilidad como primer mandatario del país, de este nuevo baño de sangre.
Ratificó López Obrador su tesis, según la cual en su sexenio no se combatirá el fuego con más fuego, ni la violencia con más violencia, así esta estrategia de seguridad cueste vidas y en eventuales nuevos episodios violentos, arranque más vidas.
“Declaramos la guerra y no funcionó, enlutamos al pueblo de México. Esa no es una opción, esa estrategia falló”, insistió López Obrador sobre las políticas de sus antecesores en materia de seguridad pública.
Así que, ratificó, “no vamos a ceder en eso. Imagínense que yo me ponga mi chaleco y vámonos a arrasar, a limpiar, a masacrar”. No, de plano no.
Tildó de “fallida” la estrategia puesta en marcha por sus antecesores y adversarios, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Él es diferente, su estrategia es distinta. El fuego no se combate con más fuego porque –aduce- se enluta al país. Él es distinto. Si se le compara con los gobiernos de la era “neoliberal”, entonces López Obrador se calienta, al menos eso ha dicho públicamente. “Eso si calienta”, ha declarado contra cualquier intento comparativo.
En el caso del ataque a la familia LeBarón y de otros claro, el luto quedará restringido al ámbito de las familias que en México pierden a sus seres queridos, puede deducirse porque López Obrador es diferente y no se parece en nada ni a Calderón y tampoco a Peña. Él no enluta al país. Se enlutan las familias, pero no su gobierno. Se ofende si se le compara. Él es él y no se parece a nadie, y quien sugiera lo contrario, es un conservador, un “fifi”, que se opone, que no se alinea a la 4 Transformación, la mayor epopeya del país, comparable si acaso y sólo muy si acaso con los tres grandes momentos nacionales: la independencia, la reforma y la revolución.
El punto es sin embargo que como todos sabemos la primera responsabilidad de un gobierno, el que sea, radica en proveer seguridad a sus gobernados en sus vidas y patrimonio. Un gobierno, el que sea insisto, que falta a esta responsabilidad, que claudica a este deber esencial para con la sociedad que representa y encabeza o dirige, incurre en una falta grave. Lo hicieron Calderón y Peña, y todo parece indicar que la 4T avanza por una ruta diferente, aunque hacia igual destino. Ojalá el destino no los hermane. Sería catastrófico para el país y eso es lo que preocupa.
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@RobertoCienfue1