En sentido estricto, es cierto lo que dice el presidente Andrés Manuel López Obrador: los delincuentes y/o criminales también son seres humanos.
Pero de eso a que se cuide a los integrantes de las bandas, como él mismo dijo en su matutina de ayer jueves, hay una impostura total.
Cito textuales las palabras de López Obrador, conforme a la versión estenográfica en la página de la Presidencia de la República: “Cuidamos a los elementos de las Fuerzas Armadas, de la Defensa, de la Guardia Nacional, pero también cuidamos a los integrantes de las bandas, son seres humanos”.
¿Cuidamos? El hecho es que, antes de cuidar a los integrantes de las bandas, como dijo el presidente, debería combatirlos con toda la fuerza del Estado, y conforme a la ley y las necesidades de una población asediada, flagelada y castigada por el crimen. México sigue expectante del imperio de la ley, de la persecución y castigo de los criminales. No de que se les cuide.
Esto, además, conforme al mandato constitucional, que él protestó cumplir y hacer cumplir al asumir la Primera Magistratura de México. No hay reducto alguno en esto, tampoco otros datos y mucho menos puede estimular a los mexicanos que se renuncie de manera explícita a una obligación constitucional. Ningún jefe de Estado, en ningún país del mundo, puede cuidar de los integrantes de bandas delictivas.
Podría argumentarse en descargo que eso no fue lo que el presidente quiso decir, como ocurría con los dislates presidenciales en que incurría el expresidente Vicente Fox en su sexenio del 2000 al 2006. Es posible, pero seguirá siendo indebido y preocupante, que un Jefe de Estado declare el cuidado de los miembros de las bandas criminales que operan en México, cada vez con más laxitud, impunidad y solvencia. Las cifras del accionar criminal son catastróficas a estas alturas, y profundamente dolorosas para un país que sigue en espera de que las autoridades y el gobierno federal frenen la barbarie criminal que flagela a la mayoría de los mexicanos, sumidos en el miedo y el temor cotidiano de sufrir el embate de esos integrantes de las bandas, a los que el presidente dijo que se cuida porque se trata de seres humanos.
En la misma conferencia matutina de ayer jueves, López Obrador dijo, sin embargo, que hay “cero impunidad” y añadió: “No hay protección para la delincuencia”. ¿Cómo entender en sana lógica que se cuida a los miembros de las bandas, y al mismo tiempo se proclama “cero impunidad” y que no hay “protección para la delincuencia”. ¿Acaso son solamente frases que se dicen sin pensar? ¿Frases hechas sin significado alguno? Declaraciones hechas como si quien las emite olvidara su condición de presidente y Jefe de Estado. Preocupan y muchísimo. La palabra es un estilete que compromete. Sería bueno que el presidente evaluara sus palabras. Se haría un favor, así mismo, a su investidura y dejaría de abrir espacios, cada vez crecientes, a la incertidumbre y castigo criminal que aqueja a México.
Roberto Cienfuegos J.
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@RoCienfuegos1
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