México amanecerá este miércoles más prendido que nunca, si esto es posible. Los espacios se harán cada vez más
pequeños para la lucha por el poder que está en marcha y que ayer, en la víspera, se estrecharon. Los protagonistas o actores centrales dieron ayer martes una pequeña muestra de lo que viene en México debido a la falta de contención de éstos, en momentos en que el país hierve por la violencia, el crimen, el encono y la descalificación, entre otros problemillas.
El presidente López Obrador bien haría en recordar que, en su pecho, el mismo que no es bodega según reitera, lleva la banda presidencial, que simboliza además su papel de jefe de Estado. No es cosa menor, obvio. Haría un enorme favor al país si observara contención en momentos en que el país se asoma a la mayor pugna político-electoral de las últimas décadas, y cuando estarán en juego en junio próximo unos 20 mil cargos de elección popular.
Al frente de la Jefatura del Estado mexicano, López Obrador debe asumir su responsabilidad de mantenerse al margen de las pugnas políticas por los cargos públicos en juego. Decir esto parecerá una obviedad, pero no lo es.
Apenas ayer martes, el presidente lanzó una nueva indirecta bastante directa contra la senadora y virtual candidata opositora a la presidencia, Xóchitl Gálvez, al decir que no por proferir “groserías” puede gobernarse. Es cierto, reconoció la senadora, “estoy de acuerdo que no se puede gobernar el país con groserías", pero encañonó de inmediato al mandatario al decir que grosería es no recibir a madres buscadoras, el desabasto de medicamentos, la cancelación de estancias infantiles y "robarse dinero de megaobras". Pácatelas. Qué nivel, ¿no le parece?
Gálvez puso en claro lo que es más que evidente y le hizo ver que no está manca y se defenderá de sus ataques.
Ya encendida la flama, la representación de Morena ante el INE presentó una queja contra Gálvez por actos anticipados de precampaña y campaña, por su discurso durante la sesión de Congreso General. Obsérvese la ausencia de racionalidad de estos enconos, éstos sí el preámbulo de una guerra en puerta, que arreciará, incluso dentro de Morena, cuando este mismo miércoles, se confirme lo que muchos anticipan, o se registre lo inesperado, la sorpresa mayor.
La diputada Irma Juan Carlos también arremetió contra Gálvez, a quien calificó de impostora, usurpadora, mentirosa. La acusó de usar el poder y los recursos públicos. Esto en el marco por la conmemoración del Día Internacional de la Mujer Indígena. Barrió con todo.
La diputada Aleida Alavez, vicecoordinadora de la bancada de Morena en la Cámara de Diputados, atizó el fuego y alargó la mecha. Aleida señaló que es demagógica la propuesta de Gálvez, de bajar la edad a 60 años para que una persona pueda recibir una pensión del programa de Adultos Mayores. Argumentó que no hay recursos para financiar a adultos de 60 años. Pronto tampoco habrá para garantizar pensiones del bienestar a una población que envejece de manera acelerada, pero eso ya será otra historia post-amlo. Después de él, el diluvio.
¿Pero de qué se trata ahora? De ganar todo, como en los viejos tiempos del PRI. Y esto apenas comienza. Imagine lo que viene cuando ya se abran los tiempos formales, hacia el cierre de noviembre, para que las figuras políticas del país inicien la danza por el poder máximo, una juerga loca en la que se espera de todo, bueno, casi. ojalá.
Roberto Cienfuegos J.
@Rocienfuegos1