Será difícil, es difícil sin duda, pero Xóchitl Gálvez está impulsando la ciudadanización de su aspiración presidencial,
más allá de los linderos de los tres partidos políticos que decidieron a través de sus mandamases, aún de última hora, lanzarla en busca de una hazaña. Aunque haya quienes argumenten que Xóchitl es una novata a la que están usando los dirigentes del PRI, PAN y PRD para avanzar sus muy particulares agendas políticas, hay evidencias de que la candidata presidencial de la oposición se está tomando muy en serio el formidable reto que tiene enfrente.
De esto dio pruebas claras durante el encuentro la víspera con estudiantes del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Fiel a su estilo, Xóchitl fue clara y no se anduvo por las ramas cuando por ejemplo y por vez primera de manera rotunda habló de su hermana encarcelada hace doce años, por el presunto delito de secuestro. Puso en claro que en todo este tiempo, no ha utilizado su influencia y poder político para excarcelar a su hermana. Es evidente que no lo ha hecho. Como hermana, añadió, cree que ésta es inocente, pero como figura pública está convencida de que sólo un proceso judicial determinará la inocencia o culpabilidad de su consanguínea. Bien. Es así como debe ser.
Admitió que los políticos dan asco a los jóvenes. “Sí, debe de ser un asco para los jóvenes ver a sus políticos y decir por quién decido”, expuso. Un acierto de Xóchitl que reconozca esto, especialmente entre un público juvenil que será clave en los comicios de junio próximo. Cuando Xóchitl acepta esta realidad, revela que no es una ingenua y que acumula una experiencia política de más de dos décadas, además de su carrera empresarial como fundadora o creadora de empresas. Esto es un punto grande a su favor porque no es lo mismo y nunca lo será haber escalado cargos en la burocracia nacional que aventurarse a la creación de riqueza por riesgo y cuenta propia. Las empresas de Xóchitl datan de más de tres décadas, no están quebradas y generan desarrollo. Se dice fácil, hacerlo es lo meritorio.
Xóchitl recordó algo que con frecuencia se olvida o poco se cita: reunió un millón de firmas para impulsar su candidatura. No es lo mismo agradar al poder, que construir poder. Por ello Xóchitl piensa y no sin razón que su aspiración podría atraer a muchas ciudadanas y ciudadanos desencantados con los partidos políticos y sus líderes, de manera que se aparte hasta el punto de lo posible políticamente de los machuchones, marrulleros y aún de los mercachifles de la política que nunca dejan de olfatear el hueso.
En el ITam, Xóchitl hizo lo que tendrá que hacer cuando ya pasó la primera tercera parte de la campaña proselitista: emocionar, enamorar y convencer a la ciudadanía, esa que rechaza al establecimiento político de antes y de ahora, pero que comparte una genuina preocupación por la traza nacional.
También fue clara al reivindicarse como “una mujer libre, soy una mujer independiente, que los partidos, tres partidos, a los que sí les reconozco algo, estos tres partidos sí trabajaron por la transición democrática de México, y en ese sentido voy a representar un proyecto de ciudadanos y de la gente presentable de los partidos, porque las hay, hay gente presentable en los partidos y lo he dicho, mi gabinete tendré gente honesta, tendré gente trabajadora, pero sobre todo gente capaz”. Esto es otro acierto de Xóchitl. Pensar en un mundo político en blanco y negro resulta hoy día obsoleto, para decir lo mínimo. Pensar en buenos y malos, o sólo en un mundo de ángeles o de demonios, es peligroso e inexistente.
En el tema de las mujeres, ratificó una postura abierta y sensata: “mi pensamiento no importa, lo que yo piense personalmente no importa, lo que tengo que es garantizar los derechos a las personas y habrá quien decida interrumpir su embarazo, pero habrán quien decida tener un hijo y ambas serán protegidas por mi gobierno”. Para gobernar y sobre todo para hacerlo bien, se requiere apertura, no posiciones dogmáticas y cerradas.
Dijo algo que pocos gobernantes han tocado en el pasado: las cárceles, un asunto candente en México. “Hoy las cárceles son hoteles, son escuelas de la delincuencia. Hoy desde las cárceles se extorsiona. Hoy desde las cárceles se hace todo un trabajo, no es trabajo verdad, pero la gente piensa que desde ahí pueden tener un ingreso delinquiendo”. Sin duda.
Añadió: “el tema es que hoy los delincuentes no le tienen miedo a la cárcel, porque saben que llegan paga, viven como en hotel, tienen televisión, tienen jacuzzi y se la pasan a todo dar. Creo que la gente sí tiene que tener miedo de delinquir y saber que, si va a cárcel, la va a pagar”.
Esto de las cárceles también está vinculado con la impunidad, el crimen, pero sobre todo con el acatamiento de la ley, especialmente cuando México arroja evidencia cotidiana, puntal y punzante de barbarie.
Hay temas críticos que Xóchitl está tocando de manera y bajo un enfoque propio. Faltan dos meses para saber si serán suficientes para marcar una diferencia entre la continuidad y el cambio. Seguirá siendo difícil, pero veremos.
Roberto Cienfuegos J.
@RoCienfuegos1