Este miércoles, tres días después de las elecciones del domingo dos de junio, un genuino tsumani morenista, dejó
constancia de buena parte del discurso de Claudia Sheinbaum, la virtual presidenta de México, para el periodo 2024-2030, uno que se anticipa entre los más intensos y sobre todo más definitorios para el país en términos de futuro y viabilidad nacionales.
Con Sheinbaum como cabeza del gobierno federal que iniciará de manera formal el primer día de octubre, llega como ya se ha dicho y sabemos la primera mujer al máximo cargo de representación política de México, algo que significa por sí sólo el relevo de género, y que podrá inscribirse en la historia como parte del legado obradorista al país. Veremos la mano de Sheinbaum y confiamos en que sea una buena mano.
Retomemos el discurso de la virtual presidenta electa del país con la finalidad de recordarlo. Será importante y en grado extremo para constatar y comprobar si lo dicho en esta pieza de oratoria fue en verdad cierto, y en consecuencia, un termómetro de la veracidad y aún de la confiabilidad de la próxima gobernante, que se percibe habría ya iniciado un deslinde, al menos parcial y de palabra, con el presidente López Obrador, algo que deberá tener continuidad para salvar a su gobierno y al país.
Hay que dejarlo por escrito para impedir que la memoria olvide, la palabra engañe y las acciones traicionen, más aún porque fue un discurso sensato, equilibrado y necesario. El primer discurso además como presidenta electa, y al que le seguirán miles más a lo largo de los seis años que se avecinan. Será un recordatorio del compromiso que está asumiendo de cara a la nación, los mexicanos todos, aún aquellos que discreparon de su elección y de muchos que temen que el poder que Sheinbaum está pronto a asumir, trastoque el compromiso que hoy está asumiendo. Vayamos al registro de las palabras de Sheinbaum.
“Concebimos un México plural, diverso y democrático. Sabemos que el disenso forma parte de la democracia y aunque la mayoría del pueblo respaldó nuestro proyecto, nuestro deber es y será siempre velar por cada una y cada uno de los mexicanos sin distingos”. En este sentido deberían ponerse fin a las satanizaciones, estigmatizaciones y embates del presidente saliente, que han dañado la propia investidura y de manera grave al país.
Admitió que aun cuando “muchas mexicanas y mexicanos no coincidan plenamente con nuestro proyecto, habremos de caminar en paz y en armonía para seguir construyendo un México justo y más próspero”. Nada diferente sería aceptable para un país en estado cismático que deja López Obrador.
Garantizó a través de su palabra, un bien supremo de las personas de bien, que el gobierno que encabezará “será honesto, sin influyentismo, sin corrupción ni impunidad. Será un gobierno con austeridad republicana, disciplina financiera y fiscal y de autonomía del Banco de México”.
Comprometió que “no habrá aumentos reales a los combustibles, ni a la electricidad. Mantendremos la obligada división entre el poder económico y el poder político. Siempre defenderemos y trabajaremos por el interés supremo del pueblo de México y de la nación y actuaremos apegados a las leyes y al derecho”. Esto último un punto clave y hasta de deslinde concreto con el saliente presidente Andrés Manuel López Obrador, para quien sale sobrando la ley, según ha dicho públicamente.
Sheinbaum dijo que habrán de garantizarse “las libertades de expresión, de prensa, de reunión, de concentración y movilización. Somos demócratas y por convicción nunca haríamos un gobierno autoritario ni represor”.
Además, expuso, “Respetaremos también, la diversidad política social, cultural y religiosa. La diversidad de género y sexual. Seguiremos luchando siempre contra cualquier forma de discriminación. Respetaremos la libertad empresarial y promoveremos y facilitaremos con honestidad la inversión privada, nacional y extranjera que fomente el bienestar social y el desarrollo regional, garantizando siempre el respeto al medio ambiente”, algo otra vez que no ha hecho López Obrador, según manifiesta la inmisericorde devastación de la Selva Maya. Otro deslinde.
Sheinbaum ofreció “por convicción” el presupuesto público para garantizar todos los programas del Bienestar iniciados por el presidente Andrés Manuel López Obrador y también todos los programas a los que nos comprometimos. Vamos a ampliar el acceso a los derechos del pueblo de México, a la educación, a la salud, a la vivienda, a la cultura. Es decir, a seguir construyendo un verdadero Estado de bienestar”.
Además de consolidar “los proyectos estratégicos” -léase Tren Maya, AIFA, Refinería de Dos Bocas y transísmico- la virtual sucesora de López Obrador prometió la ampliación de “la infraestructura de trenes, carreteras, caminos, puertos, aeropuertos. Promoveremos la soberanía energética, las energías renovables y el desarrollo científico y tecnológico. Continuaremos con una política exterior basada en nuestros principios constitucionales de no intervención”.
Hizo ver que su gobierno propugnará la “cooperación internacional para el desarrollo” y se esforzará por la autodeterminación de los pueblos y la construcción de la paz.
Un capítulo especial de la diplomacia mexicana, aun cuando no lo especificó de esa manera, será la relación de amistad, respeto mutuo e igualdad con Estados Unidos, de la misma manera “como hasta ahora ha sido”. Aseguró que “siempre defenderemos a las y a los mexicanos que se encuentran del otro lado de la frontera”, algo que no se ha hecho del todo durante el gobierno saliente.
En materia de seguridad, Sheinbaum dijo que se llevará a México “por el camino de la paz y la seguridad” y se tomarán acciones para la consolidación de la Guardia Nacional, la inteligencia y la investigación para la seguridad pública y la coordinación de las instituciones de los diferentes poderes y niveles de gobierno, con lo que “nuestra política de seguridad y justicia será de atención a las causas y de cero impunidad”.
Tras agradecer, dijo que se seguirá “haciendo de México cada día un país más justo, democrático, libre y soberano para seguir construyendo la grandeza de nuestra patria. Ténganlo por seguro, estaremos a la altura de nuestra historia y a la altura del generoso y gran pueblo de México”.
Es lo que esperamos, es lo que demandaremos. Nada más, pero nada menos.
Roberto Cienfuegos J.
@RoCienfuegos12