Van días de angustia, desesperación, indignación, mentiras e indolencia, por la tragedia que causó el huracán
Otis, en un Acapulco herido por la devastación, el hambre, la sed, carencia de servicios y discursos huecos que no dan esperanza a miles de damnificado, sin empleo, sin techo, sin infraestructura y en el olvido gubernamental, sólo la solidaridad de la sociedad obstaculizada por retenes verde olivo.
Muchos han sido los videos y mensajes que circulan en redes sociales, donde organizaciones sociales hacen denuncias de que no llega la ayuda a los damnificados de Acapulco, en un estado de Guerrero donde su gobernadora no apareció por varios días, así como la alcaldesa que brilló por su ausencia, mientras la rapiña, el saqueo tenía luz verde bajo la arenga de que toda la mercancía estaba asegurada.
En este escenario, las organizaciones sindicales van estableciendo contacto con sus agremiados, trabajadores que han perdido su empleo, sus fuentes de ingreso, hoteles, restaurantes, pequeñas y medianas empresas, negocios que desaparecieron, cuya restauración es incierta, porque no escuchan medidas de emergencia, menos la forma de supuesta ayuda, entre versiones de que la que llevaba las organizaciones civiles eran retenidas para llevarse la ayuda en camiones de los elementos verde olivo y Guardia Nacional, todo desmentido desde el púlpito mañanero.
La ayuda la coordinan las organizaciones civiles, bajo dudas de hacerla llegar a los trabajadores y a la gente más necesitada que dejó sin nada el huracán, desde que a los que están pagando créditos de vivienda, no aporten, aunque no sin tener la certeza de que no les vayan a cobrar todo al final, por lo que la incertidumbre campea por todas calles, colonias y lugares más olvidados.
Pese a todos esos obstáculos, los damnificados no abandonan su lugar, buscan recuperar su empleo y el sustento para sus familias, aún sin que se lance un programa oficial de apoyo, donde la recuperación de empleos y generación de ingresos es lo más inmediato para sostén de las familias, la reconstrucción de sus viviendas y restablecer la normalidad, cuyo tiempo de recuperación es incierta.
Javier Cerón Espinosa