A tres meses de este año se empiezan a sentir los estragos en el poder adquisitivo de los trabajadores, por el constante
e incontrolable incremento de precios en productos de consumo popular, pese a que en spots de campañas candidatos se ufanan de que son los redentores de los trabajadores en tiempos de la guerra electoral por llevar agua a su molino.
El partido y el gobierno en turno, utilizan como bandera el incremento al salario mínimo, que se ha hecho como nunca, pero también se ha erosionado como nunca, ante el desgarriate de alza de precios que nadie controla, menos la Profeco que lo único para lo que sirve es ser trampolín político, sino que lo diga Ricardo Sherfiell, el morenista que fue Procurador que le tira a todo y a nada le pega en Guanajuato.
Según es la mejor política salarial de todos los tiempos, no como lo de los conservadores y adversarios y lo presumen como sí el incremento del salario mínimo, beneficiara a todos los trabajadores, porque no explican empezando por el Secretario del Trabajo, Marah Bolaños, de que este salario solo aplica a unos 3 millones de trabajadores, de un universo de mas de 20 millones que tienen salarios contractuales por encima de los mínimos.
Conforme aumenta la inflación se erosionan los salarios y los mínimos ya están rebasados por los precios de la llamada canasta básica, con precios como el jitomate hasta 70 pesos el kilo y la cebolla a 80 pesos, más el aumento descarado y silencioso que se da en las grandes cadenas comerciales, tanguis y mercados públicos.
Este gobierno señalan analistas económicos y financieros, los salarios van quedando rebasados y se avecina un golpe fuerte por la sequía que azota al país y que en unos meses muchos productos alcanzarán precios que nadie imaginó, pero eso no importa al gobierno morenista, sino que ganen las elecciones sus candidatos, lo demás el pueblo que tanto pregonan, se tendrá que rascar con sus propias uñas.
Alardean que tenemos un súper peso frente a la cotización del dólar, sin duda admiten los expertos pero es un peso que cada vez compra menos en México y sobre todo sostenido de alfileres, por las fuertes remesas de dólares que llegan de Estados Unidos, de las cuales hay mucha duda de su procedencia, pero solo esperan que no sea un espejismo, que más tarde pagarán morenos y de todos los colores, la moneda está en el aire.