México se prepara para el “regreso o la nueva normalidad” y lo que sea que eso signifique. Lo
único claro es que la paulatina reanudación de actividades representará el fin de la muy larga jornada de Sana Distancia que nos mantuvo recluidos en casa para evitar la propagación del Coronavirus y con él, enfrentarnos ahora a una crisis económica profunda.
Estamos ante un hecho inédito que pone a prueba nuestra capacidad de adaptación a una nueva realidad. ¿Cuántos mexicanos estamos realmente preparados para retomar nuestras vidas sin observar las medidas básicas para mantener alejado al Covid-19, que seguirá activo por un buen tiempo?
La falta de información precisa y de datos más claros y útiles sobre el impacto de la pandemia en México, así como las señales de confianza desde Palacio Nacional, provocaron un relajamiento prematuro de la disciplina para mantenernos en casa. La necesidad económica y la falta de responsabilidad de muchos, hicieron el resto.
¿Si no fuimos capaces de atender una pandemia lo seremos para hacer los cambios que demanda la nueva realidad?
No hablemos de nueva normalidad cuando apenas vamos a experimentar los estragos de un virus letal, y esa nueva normalidad, nos lleva a que no habrá más una vida como antes,
Tristemente, tenemos que reconocer que la gente está pensando simplemente en el regreso a la vida de siempre, como si nada hubiera pasado, como si solo hubiera sido un paréntesis y todo seguirá igual.
Normalidad que, hay que ser claro, regresará cuando haya una vacuna o un tratamiento, de bajo costo y confiable y eso no va a pasar en los próximos 12 meses.
De entrada tendremos que rediseñar completamente las cadenas productivas, desde: cómo llega la gente a trabajar o estudiar, los espacios laborales y escolares, clases a distancia, trabajo en casa o presenciales algunos días, equipo de protección y diversas formas para minimizar contagios, y hasta una forma diferente de relacionarnos socialmente, en pocas palabras inventar un mundo nuevo.
Cada país hace cuentas y crea escenarios para dejar el encierro de la manera menos costosa y es que el confinamiento es insostenible con una economía en detrimento, tenemos que acelerar la recuperación económica para salvar sobre todo a los más pobres y ahora si sacarlos de la ignorancia y la miseria, empoderarlos con dignidad, un trabajo bien pagado y una vida digna con autoestima, pero ¿será ese realmente el objetivo de nuestras autoridades y de las del mundo?
¿En México realmente tenemos un plan, ya hicimos cuentas y vimos los escenarios?
Si el gobierno operó bien o mal, ya lo sabremos, no bastará con cambiar los datos. El tiempo tarde, pero nos confrontará con la realidad