Cuando desde la Presidencia de la República se minimizan los efectos de la pandemia, se justifican los yerros en el gobierno, se ocultan los evidentes hechos de corrupción, y todas las críticas se consideran ataques frontales contra el Presidente y su proyecto de transformación, se alimenta la irresponsabilidad de todos los servidores públicos a quienes les resulta fácil evadir sus obligaciones no rinden cuentas, para reaccionar igual que su jefe: culpando al pasado y denostando a quien los señala.
Ahí está Hugo López Gatell el subsecretario de Salud, responsabilizando a los estados por la desastrosa estrategia para enfrentar la emergencia sanitaria por Covid-19; o fustigando a los medios que destacan diariamente la cifra creciente de fallecidos y los cambios abruptos en la estadística oficial. Al corte del 26 de septiembre, hay un cálculo de 139 mil 153 fallecimientos más atribuibles al SARS-CoV-2.
Otra muestra: las cifras manipuladas de homicidios dolosos, que ofreció Alfonso Durazo en su último informe, como Secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, donde pretendió convencernos de ver lleno el vaso vacío, y presumir el punto de inflexión que prometió al inicio de su gestión y que nunca llegó.
La estadística habla: en los primeros 22 meses de la administración, el total de homicidios llegó a 63 mil 793, el doble de lo registrado en el mismo período del gobierno de Enrique Peña, con 30 mil 321; y triplicando lo alcanzado en la administración de Felipe Calderón, con 19 mil 571. Y todavía trata de justificarse quejándose que les dejaron un país oliendo a pólvora.
¿A qué dirá que huele el país, quien lo suceda en el cargo?
Renuncia a unos días de tener que comparecer ante diputados que amablemente le ahorran el trámite y cancelan su comparecencia, se va sin rendir cuentas, aunque fueran falsas.
¿Dónde está la rendición de cuentas?
¿Por qué su ausencia? Cuando los organismos de la sociedad civil o los medios de comunicación, documentan casos de corrupción evidentes
Tenemos: el imperio inmobiliario de Manuel Bartlett; el exceso de adjudicaciones directas; la opacidad en la entrega de programas sociales; el nepotismo del director de Pemex, Octavio Romero y de la secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, Irma Eréndira Sandoval titular de la Función Pública y su declaración patrimonial engañosa, el robo de medicamentos.
Faltan las declaraciones ante autoridad de Pío López Obrador y David León, la explicación de lo sucedido al interior del llamado “Instituto Para Devolver al Pueblo lo Robado” donde, se roba al pueblo lo recuperado. ¿Y qué de los procesos legales contra Ana Gabriela Guevara, titular de la Conade?
De los recursos públicos, ¡Mejor ni hablamos! Evidentemente, la transparencia y la rendición de cuentas no comulgan tampoco, en esta administración, con mucha austeridad y ahorro pero sin saber cómo se ejercieron esos recursos y con la hacienda pública con las arcas vacías sin poder enfrentar ni pandemia, ni crisis económica, ni desempleo.
La beligerancia de Palacio Nacional, provocando polarización y odio entre los gobernados y entre gobernantes, la terquedad de minimizar todos los efectos de la pandemia y el uso de distractores, cada día enrarecen más el ambiente
Acusaciones de corrupción aquí y allá y nadie responde, solo un discurso que lo oculta todo.
@ramirezpaco