“Los demonios andan sueltos”

¡Claro que sí! ¡Claro que sí! No podemos ser cómplices del fraude.

Así, frente al país, el Presidente admitió que está metiendo las manos en la elección, lo que la ley prohíbe.

Con una confesión así ya no quedan dudas y todo parece indicar que la anhelada democracia en México tendrá que seguir esperando. 

Tenemos un presidente que reconoce estar cometiendo delitos electorales sin el menor rubor. Un presidente que además está jugando al guardián y árbitro electoral, juez, ministerio público y jefe de campaña, hecho que ensucia y trastoca el proceso electoral en curso y descarrila su credibilidad. Sí, un presidente que exige justicia, al tiempo que pisotea la Constitución.

 

El mismo que pidió en Guerrero y Michoacán respetar la voluntad popular por encima de las instituciones, para no afectar a los candidatos de Morena, hoy exige que sea la Fiscalía Especializada en Delitos Electorales (Fepade), la que intervenga para sacar de la elección al gobierno de Nuevo León a los dos candidatos que encabezan las preferencias, y dejarle así el camino libre  a la candidata de Morena.

 

¿Quiénes están mal en esta elección?

 

Mal el presidente, quien pretende dar una aplicación selectiva de la justicia y que raya en el cinismo al reconocer que mete las manos al proceso electoral y que lo seguirá haciendo, en flagrante violación al artículo 134 constitucional.

 

Mal la Fepade, que archiva decenas de denuncias y saca en cuestión de días las carpetas para investigar a los denunciados por López Obrador, desde la conferencia matutina.

 

Mal de nuevo el presidente por cruzar una y otra vez líneas rojas, poniendo ahora en duda la autonomía de la FGR.

 

Mal el INE, que fue implacable para retirar el registro de dos candidaturas morenistas por ausencia de informe de gastos; y le perdona el castigo a Mónica Rangel, otra aspirante de Morena, en San Luis Potosí, por la misma falta.

 

Mal los partidos políticos, al colocar candidatos sin las cualidades mínimas para ejercer un cargo de elección popular. Muchos haciendo ‘sketches’ de ínfima calidad o incapaces de articular una idea, en lugar de llevar propuestas serias para salir adelante.

 

Mal un Estado rebasado por los grupos delincuenciales que han generado una violencia política nunca antes vista.

 

El ambiente electoral que se ha generado en México no presagia un final feliz. Todo lo contrario. Tendremos que prepararnos desde hoy para una verdadera batalla campal, basada en la retórica ideológica; las amenazas; el conflicto postelectoral; el intercambio de descalificaciones y las denuncias e impugnaciones.

 

Los golpes autoritarios que ha mandado el presidente en los últimos días no son otra cosa que producto de la desesperación porque las cosas se le salen de las manos.  Los candidatos de morena caen en picada en varias entidades, su acusación contra los candidatos de Nuevo León termino revirtiéndose en sus contra, pues su candidata en la entidad también ha ofrecido tarjetas a cambio de votos, la elección que pintaba de un guinda intenso parece, que ya no será