El proceso electoral 2020-2021, ha quedado marcado por la sospecha, la frivolidad de las campañas, la pobreza de propuestas, la ilegal intromisión confesa desde el poder central, la simulación de partidos que medran con el presupuesto; y la mediocridad de la oposición. Pero
principalmente, marcada por el tono violento que la caracteriza.
Nunca como ahora, la aspiración política se había convertido en una actividad de tan alto riesgo, principalmente para quienes buscan ocupar una presidencia municipal, 88% de los 2,469 municipios del país están cooptados por el crimen organizado.
La presencia de las mujeres en los cargos de elección popular también ha estado limitada particularmente por la violencia política en razón de género, a la cual se han enfrentado desde el momento en que hacen pública su decisión de participar hasta que están en campaña.
Inseguridad que el gobierno Federal ha sido incapaz de frenar. La lista de actores políticos violentados crece dramáticamente. Con el atentado de la candidata de Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Moroleón, Guanajuato, Alma Barragán, suman ya 88 los políticos asesinados en el actual proceso electoral, 34 de ellos aspirantes y candidatos a puestos de elección. De ellos, 29 pretendían competir por posiciones del ámbito municipal y fueron silenciados por las balas y la irracionalidad.
Un proceso electoral amenazado desde varios frentes que lo hacen ver no solo como el más violento de los últimos tiempos, sino también el más cuestionado y polémico, por la confrontación del titular del poder Ejecutivo con los organismos, árbitros de la contienda.
Una elección empañada por la mediocridad de la oferta electoral y el desdén de la ciudadanía que consiente tan pobre nivel. ¿Cómo aspirar a un mejor país, con personajes sin la mínima preparación para un cargo de elección popular? ¡Cómo entender el apoyo a Evelyn Salgado, joven candidata al gobierno de Guerrero, cuyo Currículum Vitae incluye 20 horas de un curso de liderazgo en administración pública y 10 horas de Word! ¿Será por eso que en su campaña prefiere cantar que presentar propuestas para solucionar problemas sociales?
Tenemos convertida la política en un circo de tres pistas: en la primera, un presidente de la República como principal operador del partido en el poder; en la otra el crimen organizado decidiendo a tiros quién será electo para seguir operando impunemente; y en la tercera pista, la frivolidad de las campañas, aderezada con la indiferencia ciudadana.
Todo este circo apunta a un conflicto postelectoral, con alegatos de fraude y exigencias de anulación de la elección. La solución está en nuestras manos. Los electores tenemos el poder de blindar el proceso dejando clara nuestra voluntad, de manera que ninguna autoridad o fuerza política puedan descarrilarla.
Elijamos a quien sea capaz de atender y resolver nuestras necesidades, sin promesas vacías. Votemos de manera razonada, sin temor, pensando en que de ello depende aspirar a mejores condiciones de vida.
La decisión es tuya y yo ¡Voto por México!