AMLO: siete meses de tanteo y no se ve claro

arturosaalcido

 
A punto de cumplir siete meses, siete, en la presidencia de la República, AMLO está próximo a cubrir el 10 % de su mandato.
 
No quiero dejar ninguna duda de la intención de mis opiniones; soy lopezobradorista convencido.  He votado por él todas las veces y me convence su discurso. He trabajado políticamente por él y lo sigo haciendo cada día en la vida diaria. Defendiendo sus ideas, sus proyectos, su integridad. 
 
Mis opiniones, en el mejor de los casos, tienen como propósito reconocer y respaldar todo aquello con lo que estoy de acuerdo, señalar posibles errores para buscar que sean enmendados, aunque nadie me haga caso, y en el enfoque más profundo tratar de impulsar las acciones de gobierno hacia cambios sólidos y verdaderos en el marco de la construcción de una sociedad mas justa, más libre,  más democrática, menos desigual.
 
Mi pensamiento es marxista en los tres pilares fundamentales del marxismo (filosófico, histórico político y económico) y sé perfectamente que no hay condiciones por ahora para impulsar proyectos socialistas en México, y aunque me muero de ganas por participar en esta administración tengo el desánimo de no querer estar bajo las órdenes de alguien que no tenga más mérito ni capacidad que el ser de alguna de las familias revolucionarias reconocidas, de antes y de ahora. Sin proyecto, sin compromiso, sin lealtades.
 
Así pues, no me formado en ninguna lista de posibles empleos, no he tocado ninguna puerta y en correspondencia lógica nadie me ha invitado a nada. Jeje.
 
Tratando de ser congruente con mis principios y con la realidad que se nos impone, tengo muy presente que AMLO no es socialista, ni tiene por qué serlo. No va a encabezar ningún proyecto que atente contra la sociedad de mercado ni en contra de la propiedad de los medios de producción. Más aún, por su cuenta no hará nada que pueda molestar al gran capital, sobre todo norteamericano.
 
Pero es indudable que frente a los años de corrupción, despojo nacional y social, pobreza generalizada, violencia institucional, inseguridad e injusticia que dejaron los gobiernos priïstas panistas, se puede alzar un gobierno popular que corrija algunos de los problemas más graves; sin duda eso lo puede hacer este gobierno encabezado por AMLO. 
 
Sin embargo, en estos primeros meses se empiezan a notar fallas, improvisaciones, desorden, golpes bajos en el equipo y lo más grave, se nota, es evidente que AMLO está casi solo. 
 
Repasemos:
 
El Poder Ejecutivo sigue igual que siempre, excepto el presidente que hace un tremendo esfuerzo. AMLO cada día presume que se acabó la corrupción pero eso no es cierto, para nada. La burocracia sigue siendo ineficiente, lenta, obsoleta, corrupta, cara, sin rumbo.  Esto es claro en cada dependencia; hacienda, educación, salud, vivienda, economía, turismo, comunicaciones, agricultura, todas.
 
El Congreso de la Unión está bien, juega bien. Más allá de las veleidades sucesorias del líder del senado y de la conducta irresponsable y alegre del líder de los diputados, la chamba ha salido. Tienen todo por hacer, pero las tareas inmediatistas las están haciendo bien. Han corregido algunos de los excesos más impopulares y antinacionales de los gobiernos prianistas, han concedido algunas migajas bonitas al pueblo y aunque carecen de proyecto histórico ajustan la maquinaria en el viejo molde de la constitución de 1917, presidencialista centralista. No tienen otra imagen.
 
El Poder Judicial es una porquería en cada nivel, en cada estructura y con ellos todas las estructuras policiales y militares. 
 
El candidato Andrés Manuel, para ganar, barrió para adentro, recogió a todos los inconformes de todos los partidos y corrientes, los metió en el mismo saco y ahora el presidente Lopez Obrador, hombre de buena fe y de palabra, les cumplió a todos y los repartió por todas partes, los revolvió en un gran y colorido caleidoscopio y ahora, en cada lugar hay disputas veladas por el poder de cada cargo, de cada posición. Aparentemente no se ve, pero todo mundo lo sabe y se comenta.
 
Han pasado casi siete meses.
El presidente Lopez Obrador se ha fajado en varios frentes. Han salido chispas y siempre parece que vamos a ver caer algunas cabezas... pero nunca pasa nada.
Muchas fintas y nunca un golpe. Tal vez sea correcto llevar la fiesta en paz, pero entonces, ¿para qué calentar el cotarro?
 
Lo realmente importante implica que tal vez no tiene con quienes dar el golpe.  Se anuncia, se prepara, se calienta el ambiente y nada...
 
El punto fino consiste en la fuerza política real. AMLO es un fenómeno popular, es un gran líder, un auténtico caudillo, puede llevar a las masas a donde él quiera, pero nada más él.
 
Cuando están en el poder, los caudillos no ven el momento en que habrán de entregarlo. Su absolutismo y vanidad les impide construir para el futuro, no preparan cuadros, nunca tienen sucesor y cuando el tiempo se les acaba, terminan entregando el poder a un sucesor incómodo, propio o ajeno, que habrá de enterrarlos y cancelará su proyecto.
 
AMLO no tiene sucesor, aunque ya se vean varios tiradores. Ninguno le será fiel cuando llegue al poder.
 
Por lo pronto, el modelo No Neo Liberal está esperando definiciones y claridad. Nadie sabe para dónde va.
 
Está fallando la administración publica, todos los sectores están confundidos; unos por ignorancia y otros intencionalmente para llevar agua a su molino.
 
En próximos comentarios vamos a repasar y a revisar los temas más graves uno a uno:
 
Inseguridad y Violencia 
Corrupción Policíaca 
Corrupción Judicial
Corrupción Administrativa 
Sistema de Salud
Sistema Educativo 
Vivienda
Precios
Salarios
Programas Sociales