Permítaseme una primera frase para hacer que muchos de los que la lean se
desgarren las vestiduras alegando cualquier cosa en contra:
1. Mexico nunca ha tenido un modelo educativo; ni con Vasconcelos, ni con su discípulo Torres Bodet, ni con Agustín Yañez, ni con Reyes Heroles.
Paradójicamente, el único secretario de educación pública que ha logrado armar un modelo educativo ha sido Emilio Chuayffet, pero lo quitaron antes de que lo hiciera publico, por dos razones, primera, la supuesta reforma educativa que intentó imponer, no tenia más que odio a los trabajadores y a la CNTE, segunda, la locura de EPN de posicionar al efebo que no sabe ler, para la candidatura.
Por supuesto, el proyecto de Chuayfffet fue borrado por Aurelio Nuño, y ahora, en la 4T, ante la necesidad de demostrar que la nueva administración defiende al magisterio, la reforma educativa antilaboral de EPN es combatida por una reforma laboral que todavía no tiene perfil educativo.
Falta mucho por hacer para beneficio de la educación, del magisterio, de los niños de México y de la Nación, y aplaudiremos entusiasmados los logros que en esa materia se alcancen.
El programa de 30 puntos anunciado por el secretario Moctezuma dedica los diez primeros puntos a la negociación
laboral y a quitarse la presión chantajista de la coordinadora.
Los puntos que siguen, en lo general redactados con las prisas de la presión política, cargados de buenos propósitos, por ahora son sólo eso, y aunque sea una necesidad incuestionable crear aparatos que den forma real a todos los puntos, eso puede quedar en el muy mexicano estilo de no hacer nada, porque los nuevos consejos y organismos encargados se pueden quedar pensando todo el sexenio.
La educación básica, incluida la secundaria, ha sido el talón de Aquiles de la Revolución Mexicana.
El pueblo, los primeros habitantes, NO era culto cuando llegaron los españoles; durante 300 años el oscurantismo español sumió al pueblo en la ignorancia y en la charlatanería religiosa; los años de lucha siguientes para ganar el derecho a ser libres hicieron muy poco por la educación, el porfiriato fue nefasto en todos sentidos para los pobres, y los últimos cien años de revolución han significado grandes esfuerzos y muy pobres resultados, aunque comparado con el siglo xix podemos encontrar grandes avances.
De cualquier manera, el gran problema social de México es el fracaso de la educación pública y sus consecuencias en todos los órdenes de la vida nacional. Para colmo, esto se agravó a partir de Fox cuando se inició el combate frontal a la educación pública en todos los niveles, dañaron el prestigio académico de todas las instituciones públicas y se inició el gran éxodo de estudiantes desde las escuelas públicas a las privadas.
Buscar y encontrar a los culpables históricos es muy simple, pero no sirve de nada.
Tal vez sea más importante saber, descubrir, entender, reconocer, que el fracaso en la educación, ha tenido mil culpables y mil causas.
La llamada educación preescolar, tiene más propósitos de cuidado de los infantes mientras sus madres trabajan, que educativos, y de la mano se sigue con este criterio no declarado durante la educación primaria. Durante los primeros doce años de su vida los niños mexicanos en escuelas públicas no aprenden el uso correcto del lenguaje, no aprenden a leer, menos a escribir, y por supuesto no aprenden historia, ni geografía, ni ciencias naturales, ni aritmética.
Para colmo, el casi nulo resultado positivo lo trituran las cadenas televisoras dedicadas a destruir la escasa educación.
Las escuelas públicas de educación básica por lo general tienen grandes carencias y deficiencias de todo tipo.
A partir de ahí, secundarias y preparatorias con distintos nombres y propósitos entretienen a los jóvenes con esquemas, métodos, programas que no tienen pies ni cabeza; obsoletos, mediocres, sin sentido, en escuelas pobres, con maestros pobres y mal preparados. ¿Cómo podríamos tener buenos maestros si son egresados de este sistema educativo, además sin recursos y con malos salarios?
Claro, claro, hay maravillosas excepciones, pero lo que México necesita ahora no son unas cuantas excepciones para justificar todo lo que no sirve.
Podemos estar casi todos de acuerdo en culpar a los gobiernos anteriores, pero... cambiar esta situación no será fácil, ni rápido, ni seguro.
Por principio de cuentas, preguntándonos ¿hacia dónde?
En los 30 puntos del secretario moctezuma no hay ninguna propuesta educativa de corto plazo, aunque se anuncien algunas líneas de acción que tal vez resultaran correctas, si se hacen bien, en el mediano plazo.
Nuestro país cuenta con cientos de miles de escuelas repartidas entre todos los niveles, y más o menos, funcionan y lanzan millones de egresados por año; cualquiera podría decir que necesariamente todas esas escuelas funcionan gracias a un plan y a un modelo educativo y podríamos creer que sí, aunque sería tanto como suponer que 125 millones de mexicanos que algo comen cada día, se alimentan de acuerdo a un plan nacional de alimentación y salud.
A partir de que el gobierno de la cuarta transformación pudiera asumir que el sistema escolarizado opera pero no funciona, debemos suponer que necesita plantearse, qué y cómo hacer para diseñar, crear, construir y operar un plan nacional de educación a partir de un modelo educativo.
Para tratar de contribuir en tal propósito me permito proponer algunos puntos que no están en los 30 de moctezuma.
1. Programa de dignidad y bienestar escolar: las escuelas, todas, y especialmente las de educación elemental y básica deben y tienen que constituir espacios agradables, limpios, saludables, climatizados, en los cuales los niños estén mejor que en sus casas, y paulatinamente dotar y equipar a las escuelas, de todos los elementos necesarios.
2. Escuela digna requiere y exige maestros dignos, mejor pagados y mejor preparados y las luchas sindicales deben orientarse a lograr eso.
4. El modelo educativo tiene que encontrar las respuestas en torno a un proyecto nacional, para definir programas educativos, por nivel y por asignatura, contenidos, métodos, objetivos, para una nueva sociedad humanista.
5. Mientras se vuelve a empezar, desde el principio, los jóvenes que van avanzados en sus carreras, con todas sus deficiencias tendrán que ser apoyados de todas las maneras posibles para que alcancen los conocimientos y prácticas profesionales que complementen su desarrollo profesional.