La lucha de clases en américa latina, en el año 2022, no es muy diferente a la que narran Marx y Engels en la Francia de mediados del siglo xix.
Hay dos elementos fundamentales; de una parte, una burguesía despiadada que odia al proletariado y sin ninguna consideración mata a quien se le opone y por la otra un proletariado disperso que acepta el juego electoral confiando en la burguesía, y que no tiene organización ni capacidad para defender su voto ni para ir más allá de la lucha electoral y de protestas sin posibilidades de corto plazo.
La burguesía peruana, ha demostrado una vez
que odia el pueblo y que está dispuesta a todo para defender sus privilegios y su obediencia fiel a EU;
para eso cuenta con el apoyo total del imperialismo norteamericano, siempre dispuesto a masacrar a nuestros pueblos.
La ultraderecha siempre está dispuesta a demostrar que es despiadada, sanguinaria, irracional, que no sabe respetar sus propias reglas, y los pueblos, igual que se dejan manipular por estructuras eclesiásticas, siempre al servicio de los poderosos, se dejan llevar por oleadas electorales que aspiran a cambiar las cosas creyendo que la luna es de queso. Sin organización, sin conciencia, sin estructura.
Pedro Castillo es el presidente legítimo de Perú, país que todavía no logra convertirse en república, como ninguno de los nuestros, pero hemos avanzado en ese proceso.
Que nadie nos salga con la barbaridad de que Pedro se equivocó al disolver el congreso; él hizo lo que resultaba necesario y correcto, legal, justo, en pleno uso de sus facultades constitucionales. Claro que tomó esa decisión cuando la ultraderecha ya alentada por el imperialismo tenía el control total del congreso.
El pueblo peruano está en las calles, luchando desarmado y enfrentando la furia de la soberbia de clase de una burguesía mediocre sometida a sus amos imperiales.
Estamos en guerra mundial; se pelea palmo a palmo; la ola democrática que ha vivido Latinoamérica en los últimos años tiene rebote; el imperialismo no está derrotado ni cede cuartel. Hay rebote en Perú, en Ecuador, en Uruguay, hay golpes bajos en Argentina y los hay en Brasil, en México, en Colombia, en Venezuela.
La actitud mediocre de Boric en chile también se explica en un contexto de presiones.
El pueblo peruano pasará momentos difíciles; enfrentará otro episodio de violencia y dictadura militar, pero volverá triunfante. Los pueblos no pueden ser derrotados definitivamente. No hay dictadores miserables que puedan acabar con el pueblo. Tarde o temprano, también los Pinochet se mueren.
Una y otra vez, los pueblos se levantan, regresan y se alzan victoriosos.
Pedro Castillo, tiene que encabezar la lucha en donde quiera que esté. En la cárcel, en el destierro; es el caudillo de este momento y tiene que ser fuerte y valiente; después vendrán muchos más, una y otra vez, hasta la victoria.
Hoy, se vuelve necesario, como siempre, prepararse para la lucha de clases.
Nada ha cambiado. Poseedores contra desposeidos; capitalistas contra asalariados; burgueses contra proletarios.
El futuro exige organización y conciencia.
Arturo Salcido Beltrán