Si las cosas en la UNAM estaban mal para el rector Enrique Graue, a partir del mediodía del martes están bastante peor, pues a los señalamientos sobre su
responsabilidad en el caso del expresidente del Tribunal Universitario, ahora se sumarán las acusaciones contra su vocero, Nestor Martínez y su subalterno, Rodolfo González Fernández. “Lamentablemente, la gente que está encargada de comunicar mensajes a la comunidad universitaria y a la sociedad en general, son personas que encubren acosadores”.
Con esas palabras arrancó una improvisada, pero bien estructurada conferencia de prensa, a los pies de la Torre de Rectoría en la UNAM, Cristóbal López, quien abrió fuego contra el rector Enrique Grau, ahora a través de su equipo de Comunicación Social, encabezado por Martínez Cristo, una de las piezas que colocó Juan Ramón de la Fuente en el tablero de la universidad nacional para seguir teniendo influencia sobre el rector Graue.
Cristóbal López es un ex trabajador de muchos años de la UNAM y su denuncia es por acoso laboral. El primer señalado, pero no el único, es Rodolfo González Fernández, un director de área también de los tiempos de Juan Ramón de la Fuente, que hoy guarda un intencionado bajo perfil, pues según reveló el denunciante, está de regreso en la UNAM para esconderse, pues jugaba un rol de primer orden en la desprestigiada administración de Gerardo Ruiz Esparza, dentro de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en el sexenio de Enrique Peña Nieto.
Cristóbal atacó con todo a los comunicadores de Graue acusándolos de haber violentado sus derechos laborales, atentado contra su estabilidad en el empleo, contra su salud emocional y orillado a retirarse de un cargo en el que llevaba tiempo, todo porque no aceptó jugar el rol de comparsa en el juego del acoso machista que González Fernández jugaba contra varias colaboradoras mujeres, algunas estudiantes becarias de Servicio Social, en la Dirección General de Comunicación Social de la UNAM.
Lo que menos necesitaba hoy el rector de la UNAM era un nuevo frente de batalla. Menos aún uno relacionado con el acoso, pues el episodio del acosador expresidente del Tribunal Universitario, Eduardo López Betancourt, llevado a juicio, todavía no se cierra y el papel de Enrique Graue en su encumbramiento dentro de la UNAM ha quedado al descubierto.
Hoy dos nuevos colaboradores del rector son señalados por acoso laboral y también por conductas machistas y misóginas. Ambos, González Fernández y Martínez Cristo, son responsables de la comunicación de la UNAM. Ambos son quienes, por cierto, elaboraron aquel mentiroso boletín que circuló hace unas semanas, sosteniendo que la universidad no tenía conocimiento oficial del caso de López Betancourt, cuando este ya declaraba ante un juez de lo penal. Ese boletín fu desmentido inmediatamente por la víctima de Betancourt, la estudiante Lourdes Ojeda, en diversas entrevistas en que exhibió las notificaciones de la Defensoría de los Derechos Universitarios sobre sus quejas contra el presidente del Tribunal Universitario.
Ambos, Martínez Cristo y González Fernández, participaron activamente en el encubrimiento que la UNAM pretendió hacer del caso López Betancourt y ambos, por lo tanto, encuadran en la descripción de los acosadores protegiendo a acosadores de la que tanto se ha hablado en la universidad.
Evidentemente, las cosas no pintan nada bien para un rector que, impotente, sigue viendo cómo las manchas van apareciendo y enlodando su gestión justo cuando su fin se acerca, mientras él mismo no logra que las facultades normalicen sus actividades después de dos años de pandemia; quizá porque su autoridad moral en la comunidad ha quedado en entredicho.