En la actualidad, el internet es el espacio público de crítica y de catarsis social, los cibernautas emiten apoyos o lanzan
juicios, descalificaciones, burlas y maldiciones a políticos, periodistas, intelectuales, en fin, se ha expuestos a las figuras públicas.
Es inobjetable que la televisión, la radio y la prensa escrita han sido rebasados por las redes sociales que se manifiestan a favor o en contra de un gobierno o de un personaje con comentarios diversos y presentando otros datos que desequilibran y en muchos casos contradicen a la información oficial.
México, a través del ciber espacio, muestra su enojo con los tiempos que estamos viviendo, dentro del twitter o el Facebook, se percibe claramente su división de opiniones que hay en la sociedad. Nuestro país está altamente conectado, genera millones de comentarios críticos diarios. Se dice que el año pasado había 85 millones de mexicanos que eran usuarios de internet.
Ha habido muchísimos críticos sobre la democratización del uso del internet, uno de ellos fue el escritor italiano Umberto Eco, en un artículo publicado en “L´Expresso”, hace algunos años sentenció sobre el usó de este medio de comunicación: “El problema no es solo reconocer los riesgos evidentes, sino también decidir cómo acostumbrar y educar a los jóvenes de una manera crítica”.
Porque si bien encontramos miles de opiniones diatribas, con una participación constante en mensajes e imágenes (los memes y emoticones) de algunos hechos o posicionamientos que afectan a nuestra sociedad; los análisis de especialistas con razonamientos concienzudos, con cifras e investigaciones se pierden en estos océanos de comentarios. En esta pista de carreras de información electrónica permea las más intransigentes, beligerantes y sarcásticas ideas frente a expertos que, con una vaga noción del manejo del twitter, Facebook, WhatsApp u otra plataforma sus valiosas observaciones se pierdan y no cuenten con ningún respaldo.
Esta situación, en todo el mundo les ha servido a los gobiernos actuales para difundir de manera directa a la sociedad sus logros, de manera directa y efectiva, las plataformas cibernéticas han reemplazando a los medios tradicionales que se ven rezagados por la inmediatez de la difusión.
Actualmente no hay un político que no cuente con redes sociales, necesitan dar a conocer sus ideas, justificar sus acciones, ser parte del debate nacional, señalando sus posicionamientos, ser parte de una “cargada”.
Las redes sociales han modificado la forma de comunicarnos, han entrado en el espacio público, hoy todos somos capaces de procesar, almacenar y transmitir información, el riesgo latente es el conocer cuanta validez y veracidad tiene.
Manuel Castells, sociólogo español, catedrático del Instituto de Estudios Globales en Paris, que ha estudiado durante mucho tiempo este tema, afirmó el pasado abril en una conferencia en Argentina: “Nuestra sociedad, que he llamado red por eso, está basada en redes de comunicación digitalizada en todos los aspectos de la vida, la política, la economía y las relaciones personales”.
Tenemos la responsabilidad de la auto comunicación, necesitamos ser cibernautas con capacidad de analizar, de ser críticos, de opinar y de difundir de manera responsable y con una fuerte carga de trascendencia; como nunca es posible que se conozcan nuestras ideas desde cualquier punto en un sistema multidireccional.
Cada portal de información o de noticias, tiene la obligación ética de ser un espacio de discusión, de crítica, de recolección y resguardo de diferentes puntos de vista, para ser una fuente indispensable de comunicación en este milenio, ejerciendo una real libertad de expresión.