Hablar de Gabriel García Márquez es conocer a un ciudadano del mundo. Fue un aclamado escritor, editor, periodista e inclusive un
talentoso guionista de cine, de él se ha dicho todo, es uno de los intelectuales más estudiados en los últimos tiempos, su narrativa es disfrutada en todos los idiomas. Sus mariposas amarillas no encontraron barreras.
El máximo representante del realismo mágico latinoamericano nació el 6 de marzo de 1927 en Aracataca, Colombia. En su biografía hace referencia que en su infancia tuvo a Nicolás Márquez, su abuelo, como una influencia que lo acompañó toda su vida, fue inspiración constante, marcándole su sensibilidad entender lo que le rodea, para crear sus propios mundos.
Durante la década de los cuarenta del siglo XX, García Márquez ingresó al Liceo Nacional de Zipaquirá, lugar donde empezó a dar a conocer sus primeros relatos.
En 1955 con “La hojarasca” fue su primera obra publicada, que le permitió viajar a Europa por primera vez; justo fue ahí donde el escritor colombiano concibe “El coronel no tiene quien le escriba”.
Al leer “La Región más transparente” de Carlos Fuentes, lo motivó para venir a nuestro país, de ahí surge una entrañable amistad que duraría para el resto de su vida con el escritor y diplomático mexicano.
Ya en México, se adentró en el trabajo del séptimo arte, volviéndose un apasionado del cine; es reconocido como coautor del guion de la película “El gallo de Oro”, basado en el cuento de Juan Rulfo.
Fue en nuestro país donde Gabriel García Márquez concibe “Cien años de Soledad”, con una disciplina de trabajo de año y medio, logra entregarnos la gran novela latinoamericana, que ha sido aclamada por todo el mundo, donde nos relata la vida de la familia Buendía, en el lugar más mágico latinoamericano: Macondo.
Es uno de los autores con mayor producción en el mundo, de acuerdo con el informe del Instituto Cervantes; García Márquez registro un total de 42 obras publicadas.
En 1982, Gabriel García Márquez recibió el Premio Nobel de Literatura, siendo un galardón en la que todo Latinoamérica se sintió orgullosa y que cada lector que lo había disfrutado, lo adoptó como nuestro Gabo.
Sin embargo, el Premio Nobel solo lo impulsó a crear más historias, su imaginación fue una fuente inagotable de historias que como él decía: “La escritura de ficción es un acto hipnótico. Uno trata de hipnotizar al lector para que no piense sino en el cuento que tú le estas contando”.
Con esa convicción, publica en 1985 dos obras magistrales: “El amor en los tiempos del cólera” y “El general en su laberinto”. Su narrativa siempre nos da la bienvenida a percibir nuevas sensaciones, texturas y olores, cada uno de sus personajes cobran vida se vuelven entrañables a lo largo de las historias.
Gabriel García Márquez, contó siempre con el reconocimiento del mundo intelectual, por su capacidad narrativa, por su trabajo diario para construcción de novelas que hasta la fecha seguimos disfrutando, pero sobre todo fue un hombre que supo hacer amigos, con una sonrisa plena y una alegría que acerca con la cordialidad de los que han transcendido.
A mediados de abril de 2014, Gabo murió en su casa de la Ciudad de México. La literatura había perdido un genio de la prosa castellana y la cultura mundial quedó en orfandad del que nos condujo a un mundo mágico.