El 2020, ya dejó huella para cada uno de los hombres y mujeres
que habitamos este planeta, todos nos hemos sorprendido por lo vulnerables que podemos ser ante fenómenos que nunca habíamos enfrentado. Hemos conocido el lado más trágico de la globalización.
Un virus que mata está causando pánico general, se va apoderando de comarcas, pueblos, ciudades, que traspasa fronteras, no se queda quieto, genera alarma a su paso, en su trayectoria escasean productos de primera necesidad y que ha exhibido a gobiernos por no contar con los servicios sanitarios suficientes o adecuados por estar distraídos en temas menos relevantes que salvaguardar la vida de sus ciudadanos.
Los profesionales de la salud son de los valores más importantes con los que cuenta la sociedad. En las imágenes que transcienden en los medios, los observamos con la dedicación que han puesto para enfrentar esta situación en caos. Nos están obsequiando la esperanza con su decidida ética laboral.
Este año nos cambió la vida, durante el primer trimestre del 2020 el abrazo y el apretón de manos como manifestaciones sociales deseamos vuelvan a ser cotidianas en nuestras vidas, lo más pronto posible.
La humanidad es un ente social, por eso el esfuerzo es de todos, el compromiso es de cada uno. En conjunto podemos ser héroes o podemos ser los que acabemos con el mundo como lo conocemos. No se requirió tener una cumbre de mandatarios mundiales para estar de acuerdo de que todos somos responsables para aniquilar la propagación. El miedo es el que nos hace solidarizarnos y responsabilizarnos de los otros, con un cambio decidido para modificar nuestras conductas, desde el interior de nuestras conciencias.
Información hay mucha y ya en poco tiempo hemos podido distinguir cuales son las que aportan veracidad, cuales generan noticias de alarmas e inclusive cuales han tomado esta situación como un medio de crear una agenda para su propio beneficio. La comunicación debe ser responsable y profesional, muchos medios se han esforzado para contar con especialistas y que vean este tema global, de trecientos sesenta grados.
Hoy tenemos la oportunidad de estar pendiente de lo que realmente es importante, el estar concentrado en uno y su familia. Ser responsable de cómo pases estos tiempos difíciles, llenos de angustia. Ser disciplinados al seguir las instrucciones que todos conocemos, solo así estaremos sumando a que el planeta regrese a su vida cotidiana. La clave es cuidarnos con compromiso.
Hay que recordar que dentro del concepto de la mesura abarca también la dignidad humana, todos los casos que se han exhibido cuentan con nuestra solidaridad, es responsabilidad de cada uno cuidar la integridad de los que han sido contagiados, deberemos vigilar y ser garantes de su respeto.
Lo vamos a pasar muy mal si continuamos dejando que las redes estén por encima de nuestra responsabilidad como progenitores y ciudadanos responsables. Necesitamos generar actividades dentro de la casa, estar ocupados para que los integrantes de nuestras familias no caigan en la desesperación. Esto apenas empieza y ya se siente una sociedad asustada, ya se percibe padres e hijos aburridos.
Debemos estar abiertos a la enseña de esta etapa histórica en la humanidad, regresar a lo esencial: Disponer del tiempo como padres, para disfrutar a los hijos; los jóvenes estar pendiente de los adultos, ya que, en ellos reconocemos su valor que le han dado los años. Encontrar en las páginas de un libro una compañía de grandes alcances, en la música el antídoto del reloj en su pausado andar. Es una convocatoria que hace nuestro planeta para que cada uno sepa que el futuro está en nosotros mismos. Hoy más que nunca debemos de ser responsable del destino de la humanidad