DESCALIFICAR O HABLAR, DELIBERAR Y ARGUMENTAR   

Parece que aún no queda claro a todos los mexicanos, la diferencia entre descalificar o hablar, deliberar y argumentar, eso salta a la vista en redes

 sociales.
Descalificar en el ámbito deportivo significa, que a un deportista lo sacan de una competencia, para no llegar alcanzar su meta por alguna falta que haya cometido.
Descalificar, en sentido amplio, significa quitar autoridad o capacidad para discutir o censurar. Es desconocer el buen crédito de una persona de un grupo o de una cosa, por falta de datos o argumentos.
Para poder entablar una discusión una plática o una deliberación, es necesario saber escuchar los argumentos del interlocutor y también es indispensable contar con argumentos que contrasten, comparen o diferencien la información que se exhiba.
Es por ello que uno de los elementos más importantes en un discurso, que pretende alcanzar como finalidad el enriquecimiento del conocimiento de quienes participan en la discusión, deliberación o en la búsqueda de la verdad sobre cualquier tema, es indispensable tener claridad de pensamiento y capacidad para identificar con precisión y certeza el QUID, esencia o sustancia del tema, problema o cuestión del que se habla.
Si en un grupo de personas, alguna de ellas, no tiene la lucidez, inteligencia o capacidad de identificar, entre una serie de palabras, entre una maraña de ideas, el elemento sustancial de discusión o conflicto, correrá siempre el riesgo de seguir la ruta que le marquen las palabras o elementos distractores para extraviarle de la esencia del debate.
Desgraciadamente los mexicanos, en momentos en que es común el debate político, con frecuencia caen en elementos distractores, que les extravían del fondo del asunto y del punto fundamental de la discusión.
Valdría la pena, ya que ahora todos los mexicanos estamos enfrascados en discusiones, que dividen y confrontan, ir aprendiendo una materia que al menos en Derecho, hasta nivel del doctorado se imparte, la teoría de la argumentación y teoría de la interpretación jurídica y que debiera ser una materia desde la secundaria; Teoría de la argumentación y Teoría de la interpretación, para evitar que uno diga algo y los demás interpretan otra cosa o lo que les conviene, dialogo de sordos o de locos, donde alguien pregunta y contestan otra cosa distinta a lo preguntado, además faltando a la lógica y a la verdad cínicamente.
La argumentación y la interpretación, son elementos indispensables para la comunicación, para la evolución y crecimiento intelectual de los pueblos y las personas, su ausencia facilita el engaño, el fraude y la mentira.
Para el tema, nos limitaremos a poder aprender a escuchar leer o interpretar las palabras de nuestro interlocutor, descifrar o desentrañar lo que verdaderamente quiere explicar u ocultar, identificar el tema específico, para luego construir un discurso, con argumentos sólidos, inteligentes y razonados que debatan la idea sustancial de nuestro interlocutor.
Así y sólo así, los mexicanos estaremos en condiciones de evolucionar, de desarrollar un sentido crítico, con capacidad de comparar y confrontar ideas, para desechar las que son erróneas, por que no cuentan con los elementos o cualidades indispensables, para ser aprendidas, asimiladas o aprovechadas, para la construcción de nuevas ideas o conocimientos.
El tema puede resultar demasiado obvio, hasta ocioso abordarlo, pero en la práctica, se ha hecho común, que para evitar abordar lo esencial, se descalifica, con distractores o retrotrayéndose a cosas pasadas, señalamientos personales, apodos o etiquetando a las personas, con la intención de descalificar opiniones, pero que evaden el centro de la discusión, de manera que se creen que justifican lo injustificable, disfrazando la realidad, creyendo que con eso, han evolucionado o encontraron la verdad. Hasta en el poder legislativo vemos – con pena ajena – como son incapaces de sostener una deliberación argumentativa, enmascarados en el fanatismo y la ignorancia elemental de las reglas del discurso.

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@EduardoSadot