MAÑANERA DAÑÓ GOBERNABILIDAD QUE EVIDENCIÓ COVID19

Los aprendices de gobernantes aún siendo políticos experimentados, pues eso los llevó

 al poder, han demostrado que una cosa son las estrategias para ganar elecciones y otra es ejercer el poder en beneficio propio o de sus gobernados.

Los viejos gobernantes, siempre supieron que están expuestas al escrutinio público, su desempeño para bien o para mal repercute en la sociedad, que critica o reproducen su conducta.

Es así que para hablar desde una estación de radio, exigían licencia de locutor, ello garantizaba que quienes hicieran uso de un micrófono tuvieran cultura, conocimientos y dominio del lenguaje para evitar errores, sobre todo porque los niños que escucharan podrían repetir pifias lingüísticas y fonéticos que se traducen en ignorancia, se exigía que en la pronunciación o al hablar no tuvieran ningún acento local, ni pronunciación regional que distorsionara el lenguaje. Así se protegía el “bien hablar” evitando soniquetes regionales, que identifica a unos pero discrimina y regionaliza a otros, motivo para usar un lenguaje limpio imparcial y nacional.

Si los detalles lingüísticos son importantes, la veracidad de lo que se dice evitando contradicciones es lo mínimo exigible a quien se exprese o dirija a los mexicanos.     

Ahora con el corona virus, cuando se requieren articular todas las acciones del sector salud incluidas las instituciones publicas o privadas no existe esa coordinación, eso que aún no hemos entrado a una etapa crítica, “imagínense” como dijera el clásico, si México entrara a una etapa crítica, como es el caso de otros países, que en momentos críticos, las naciones requieren de liderazgos consolidados, como para el caso del combate al COVID19, donde se hace indispensable una personalidad que convoque a la unidad en momentos de peligro, que haya convencido a la sociedad, que piensa y actúa en atención a todos, sin distingos, respetuoso, respetado y respetable. Que se haya distinguido también, por su esfuerzo por conquistar el respeto de todos propios y extraños, de los que votaron por él y los que votaron en contra, que asuma, que el privilegio de haber ganado una elección no lo hace, ni monarca, ni dueño de la verdad, ni respetado. El respeto se conquista, nunca viene con el cargo, Salinas de Gortari – por ejemplo – no obstante haber ganada la elección, cuestionado, haya sido como haya sido, entendió y percibió que debía ganar legitimidad, al menos luchar por congratularse con quienes no habiendo votado por el, eran sus gobernados, importantes, respetables – no de dientes para afuera – sino que había que convencerlos y, demostrarles en los hechos, que el respeto que les tenía, era independiente de las simpatías o antipatías que despertara su persona.    

Un líder nacional, debe saber, que su responsabilidad incluye consolidar el respeto, que debe inspirar para resolver problemas y convocar a todos para encontrar soluciones, en la unidad, por ello debió consolidar la unidad nacional, para cuando se necesitara, como hoy con el COVID19 y no improvisadamente pretender construirla precipitadamente, cuando las circunstancias lo requieran, porque en eso se basa la gobernabilidad y confianza. En un liderazgo, que tanto se requiere y no lo tiene, por agraviar y ofender a quienes no votaron a su favor.

This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.

@EduardoSadot