Basta buscar en las redes los ranking – clasificaciones – mundiales sobre universidades y escuelas de enseñanza del Derecho,
para apreciar el espacio que ocupa la Facultad de Derecho, en Iberoamérica, el primer lugar, esa escuela que cuenta entre sus egresados a dos premios Nobel, el primero por la paz, que obtuviera México en la persona de Alfonso García Robles, por la firma de el tratado de no proliferación de armas nucleares, conocido mundialmente como tratado de Tlatelolco.
Y el premio Nobel de literatura – el tercer – otorgado a un mexicano, Octavio Irineo Paz Lozano, quien estudiara en la Facultad de Derecho y luego en la Facultad de Filosofía, aunque por cierto no se titulara nunca, ni obtuvo jamás su cédula profesional, que no le hizo falta para obtener el Nobel.
Este año, La Facultad de Derecho de la UNAM avanzó cinco sitios en la clasificación mundial de centros de enseñanza del mundo, de acuerdo con el Ranking inglés QS Top Universities, QS World University Ranking 2022.
Además, la Facultad de Derecho remontó cinco lugares en la clasificación internacional del 34 al 29, lo que la coloca como la mejor escuela en América Latina.
Usted se preguntará, como se logró, no es de generación espontánea, es producto de años de esfuerzo de muchas generaciones, cuyo corolario, hoy se consolida bajo la dirección de Raúl Contreras, un hombre empeñado en hacer de la Facultad de Derecho, la mejor escuela de Derecho del mundo, que hoy ha logrado que sea a nivel de Iberoamérica.
Seguramente muchas personas no han visualizado los riesgos por los que ha pasado la UNAM, más lo que le espera en el mediano y corto plazo, como siempre pasto seco, expuesto a cualquier chispazo para incendiarla.
Antes de la pandemia, hubo intereses desde el gobierno de la ciudad de México para parar las labores en la UNAM y, que estuvo en riesgo de cerrarse toda actividad académica en ciudad universitaria, con la fuerza violenta de aparentes grupos feministas, donde con el pretexto de ir cubiertos de la cara, hubo hombres embozados y violentos, haciéndose pasar por mujeres. Mientras el resto de las facultades se fueron cerrando poco a poco, la facultad de Derecho, se mantuvo abierta, una mañana llegaron a Derecho, a intentar tomar las instalaciones, pero los profesores y alumnos valientemente se opusieron, de haber cerrado a la Facultad de Derecho, toda ciudad universitaria habría quedado cerrada e inmovilizada, facilitando el control por parte de grupos radicales, provocando su cierre, para desviar a eventuales aspirantes a la nueva ocurrencia de universidad creada por el actual régimen, más que como institución educativa, como instrumento de adoctrinamiento y semillero del gobierno actual, no obstante la amenaza persiste.
El régimen actual, irresponsablemente, ha intentado penetrar a la UNAM con personajes nefastos y serviles, cuyo móvil es congraciarse con el actual gobierno, en particular con el presidente, pero la UNAM ha demostrado ser más fuerte y sólida, de lo que muchos creen o quisieran.
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