Sin duda, ustedes recordarán alguna foto de médicos jóvenes – mujeres y hombres – durmiendo en camillas y en el piso,
entonces hubo quienes les criticaron sosteniendo que no trabajaban y que en los hospitales se dormían en horas de servicio, hubo quienes les insultaban y hasta quienes se alegraban por haberlos encontrado “infraganti” durante el último terremoto también se publicó en redes, la foto de un soldadito dormido en el quicio de una puerta, a plena luz del día, también – para variar – hubo quienes le criticaron, bueno hasta hubo quienes clamaban que el soldadito fuera arrestado o despedido, y los médicos que fueran sancionados. Esa es una evidencia más de las costumbres muy mexicanas de prejuzgar sin tener toda la información, ese fue el caso de ambas interpretaciones, pero la torpe interpretación distaba mucho de la verdad. En ambos casos, vencidos por la fatiga de trabajo continuo de más de 24 horas de trabajo, el soldadito, insigne y ejemplo del trabajo de las fuerzas armadas y los médicos, igual mostraban la entrega de un puñado de mexicanos que aman a su patria y su trabajo, que diariamente dan más de sí, por responsabilidad y por amor a sus semejantes y a México, y no es por el sueldo, tampoco porque algún día se los reconozcan, simplemente porque son la muestra viva de esos mexicanos que por cierto abundan afortunadamente en beneficio de México.
Solo quien ha estudiado y se ha desvelado frente a los libros, que ha sentido lo que es literalmente quemarse las pestañas hasta el amanecer, solo quien sabe el peculiar ardor que se siente en los ojos, y sabe lo que es tallárselos en la madrugada, estirarse y exhalar un gran suspiro, de desesperación, al ver como pasan las horas y se debe presentar al siguiente día un examen, que ha sentido ese cosquilleo en el estómago de pensar que se acerca la hora del examen y aún falta mucho por estudiar, lo entiende.
Solamente quienes han sido “R” – médicos residentes – erre uno, dos, hasta cinco en el escalafón de la enseñanza de la medicina, lo saben y lo entienden. Quien haya convivido con un médico, que tenga una hermana o hermano, médicos o algún pariente de esa disciplina, desde su tiempo de estudiante podría comprenderlo. Para que de pronto, alguien que se tardó 14 años en terminar una carrera y con influencias y relaciones se tituló y que hoy las evidencias demuestran que no sabe nada de algunas de esas materias, que supuestamente conoció, como por ejemplo, las funciones del poder ejecutivo, pero que ignora, que la estructura de las API (Administraciones Portuarias Integrales) en la mayoría de los estados con acceso al mar, dependen indirectamente del ejecutivo federal y se atrevió a declarar que se les dio administración por noventa y nueve años, durante el gobierno de Peña Nieto, escandalizándose por esa decisión de gobiernos anteriores, sin saber que a esos administradores los había nombrado él mismo, eso nos da idea, de lo menos o más turbado que administra el país.
Ir a la Habana a traer a médicos cubanos – en el supuesto caso de que en realidad fueran médicos – porque según las erogaciones para Cuba, aún no se sabe si en verdad eran galenos. Despreciando a los médicos mexicanos, si eso no es traición a la Patria, cuando nuestros egresados, están mal pagados o desempleados, entonces el mundo lo entienden de cabeza en el mejor de los casos y en el peor ni lo entienden.
Eduardo Sadot
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