La figura de observador social, que incluso se marca en la Ley de Participación Ciudadana y en otras normatividades del Distrito Federal y que también están registrados ante la Contraloría General del DF, me parece que ha sido una figura que no ha sido utilizada debidamente y es obsoleta.
Pareciera que es letra muerta, ya que hemos escuchado muchos informes del contralor capitalino hablando sobre observadores sociales pero nunca tenemos resultados tangibles de su actuación.
Ahora, por medio de una iniciativa de reforma a diversos artículos de la Ley de Adquisiciones del Distrito Federal, se busca crear la figura del Testigo Social en los procesos relevantes de contratación pública, para darle una nueva naturaleza y jalar la figura de testigo social que existe a nivel federal, para trasladar esa función efectiva a la capital.
Se trata de que puedan contribuir a las medidas y mecanismos orientados a combatir la corrupción que se prevalece en instancias gubernamentales. Cabe mencionar que en el orden jurídico mexicano existe una figura denominada Testigo Social, la cual surgió como una iniciativa de la organización Transparencia Mexicana en 2001; que se institucionalizó como un mecanismo de participación de la sociedad mexicana, principalmente a nivel federal a partir de 2004 y en algunas otras legislaciones locales, cuyo objetivo es brindar transparencia en los procesos de contratación pública.
Los testigos sociales, por la propia complejidad de la contratación y la alta responsabilidad que conlleva, son expertos en contratación pública, con alto reconocimiento, prestigio, experiencia y compromiso social. El testimonio que rinden, se publica para conocimiento de la sociedad, comúnmente en la página de Internet del ente responsable de la contratación; lo cual contribuye a máxima transparencia y en consecuencia otorga mayor confianza a la ciudadanía.
Las prácticas de corrupción que se presentan en un Estado se expanden desde el interior de la sociedad hasta el ejercicio de las funciones públicas, generando con ello una serie de repercusiones negativas cuyos efectos impactan en distintos ámbitos de la realidad nacional; ejemplo de ello es la capacidad que tiene el fenómeno de inhibir el desarrollo económico equitativo de la población; favorecer la consolidación de élites y burocracias políticas y económicas; afectar la credibilidad y legitimidad de los gobiernos, e impedir que los recursos públicos coadyuven al desarrollo y bienestar de la sociedad.
Fortalecer la figura del Testigo Social, nos ayudará a promover un cambio cultural de honestidad y principios éticos, así como la eficacia, eficiencia, economía, imparcialidad y honradez en las contrataciones públicas. Además, se propicia la detección de áreas de oportunidad y la mejora continua.
Diputado del PAN
Presidente de la Comisión de Hacienda
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