IN-A-GADDA-DA-VIDA

iconoclastas

Es la canción más conocida de la banda californiana Iron Butterfly. Publicada en 1968, tiene una duración de 17:05 (sí, ¡17 minutos y 5 segundos!). Ocupa todo el lado B del álbum, aunque hay una versión editada de 2:53, que la mayoría conocemos, para que entrara en los estándares de duración de las estaciones de radio y pudiera ser

transmitida. Y existe otra versión más larga aún, de 19:51, obtenida de una presentación en vivo de la banda. La canción presenta uno de los “riffs” de guitarra más célebres del rock clásico, y se escucha a lo largo de casi toda la canción. Presenta también largos solos de órgano y de guitarra además de uno de los primeros solos de batería en la historia del rock y, tal vez, el más popular. La letra es muy simple: trata de que el cantante le expresa su amor a su chica, invitándola a tomar su mano y caminar juntos. Nada nuevo, ¿verdad?
Escrita y producida por Doug Ingle, tecladista y vocalista del grupo, la canción representa todo un icono en la historia del rock ya que marcó el punto en el que el rock psicodélico produjo el heavy metal. Hay quienes consideran que grupos como Led Zeppelin y Deep Purple tienen gran influencia de In-a-Gadda-da-Vida. Se posicionó en el lugar 30 de las listas de popularidad en Estados Unidos.

Lo realmente anecdótico de esta canción es su título. Originalmente se titulaba “In the Garden of Eden”, en español “En el jardín del edén”. Pese a que ha habido quien afirma que In-a-Gadda-da-vida se trata de mantras o de expresiones metafísicas en lenguas muertas, nada de eso es cierto, ya que la expresión no tiene significado alguno. Se cuentan diversas anécdotas acerca del origen de la expresión In-a-Gadda-da-Vida, algunas de ellas verdaderamente absurdas. Una de ellas afirma que en la época en que estaban grabando la canción, Doug Ingle, autor y vocalista de la banda, salió del estudio de grabación hacia su casa y a la vuelta de la esquina vio que un asaltante clavaba una daga a su amiga Davida. Movido por el pánico, corrió de vuelta al estudio y, entrando, gritó a voz en cuello: ¡Endagada Davida! queriendo indicar que habían lesionado a su amiga con una daga. En fin. ¿Qué les parece? Esta versión fue desmentida por el propio Doug Ingle, quien dijo que jamás había conocido a nadie con el nombre de Davida.
Otra cuenta que en el estudio de grabación había desaparecido un cenicero que era el fetiche del mismo Doug Ingle, quien sospechaba que un empleado latino del estudio, de nombre David, lo había hurtado. Se dirigió al personal de seguridad, latinos también, y les chapurreó en español: “¡Indagar a David!, ¿eh?” La expresión le gustó y la transformó en In-a-Gadda-da-Vida. ¿Qué opinan? Esta versión no ha sido confirmada ni desmentida.
Una tercera, de entre muchas, se cuenta que durante un ensayo, el baterista Ron Bushy volvió a las 3 de la mañana de comprar pizza, y Doug Ingle, que estaba borracho, le tocó y cantó la canción en el teclado para que Ron Bushy la conociera. Debido a su ebriedad, le dijo, con voz pastosa, que se llamaba algo así como "In-A-Gadda-Da-Vida" pretendiendo decir “In the Garden of Eden”. A Bushy le pareció un nombre pegador, y lo escribió tal como lo había escuchado para, finalmente, ser usada la expresión tanto en la letra como en el título de la canción. En mi opinión personal, creo que tercera versión está más cerca de la verdad que las anteriores. De cualquier modo, se trata de una de las canciones icónicas de la esplendorosa década de los años 60’s.

Seguiremos hablando del rock clásico de los 50s, 60s y 70s todas las semanas aquí en El Punto Crítico.