Desde la Fe, el semanario católico del país, anticipa que en su próxima visita a México en 2016 el Papa Francisco marchará a “las periferias de excluidos y grupos afligidos por dolorosas tragedias ante inútiles anhelos de justicia”.
Desde ahora me imagino los caminos del Papa, pletóricos de mexicanos ansiosos, humillados, lastimados, pero esperanzados como siempre.
Siempre anhelantes, los mexicanos persistimos. Casi lo único que nos inspira como país es la esperanza, la ilusión del futuro, quizá porque el mexicano es un pueblo mítico desde sus orígenes, aún incluso antes de los españoles, cuya llegada fue presagiada, anunciada.
La confirmación oficial sobre la visita papal a México en 2016 y los detalles que empiezan a aflorar sobre el itinerario y el propósito de este viaje del Papa argentino, incluyendo el anticipo de que irá a las periferias de los excluidos y los grupos afligidos por dolorosas tragedias, que abundan en nuestro país, me hizo recordar a Karla Jacinta, parte de esas comunidades, pero al mismo tiempo una mujer que hizo realidad su esperanza.
A Karla Jacinto la conocí gracias a la mediación de la activista Rosy Orozco, una ex diputada federal que ha hecho camino en la lucha contra la trata de personas en México.
Karla es la triste y cruel historia de una niña victoriosa
A los 12 años de edad Karla fue sometida a esclavitud sexual. Su madre y hermanos la humillaban al considerarla una oveja negra.
Pero sorpresas que da la vida. Rehabilitada, participó hace un año en un simposio juvenil en Roma justo en presencia del Papa Francisco, el mismo que ahora anuncia una visita a México.
Karla vio de frente al Papa Francisco en la sede vaticana para testimoniar durante un simposio los cuatro años de su vida en los que decir “no” habría significado la muerte.
“Sobreviví”, narra esta joven, hoy de 23 años, que huyó a los 12 de una mamá golpeadora que con frecuencia la corría de su casa, para entrar sin saberlo en el sórdido mundo de la trata de personas.
Recuerda que quienes la violentaron “vieron sólo mi cuerpo, pero no lo que estaba dentro de mí. No vieron a su propia hija, a su propia hermana cuando me usaron”, me contó.
“Ahorita me siento normal. He tenido una recuperación muy larga, pero he sabido que la vida sigue y que si te estancas en tu pasado, nunca vas a poder sobrevivir. Ahorita ya me casé. Tengo dos pequeñas. Trabajo y ayudo a más gente que ha pasado por lo mismo”.
“Estoy aquí vivita porque quiero hablar y gritarle a todo el mundo y decir que se puede prevenir con base en la familia”, dice.
Recién en noviembre pasado, Karla, virtual vocera del Grupo Camino a Casa, fue una de las cuatro mexicanas invitadas a la Santa Sede para participar en el denominado “Simposio de jóvenes contra la prostitución y la trata de personas. Máxima violencia contra las mujeres”.
Karla emocionó con su presentación y saludó al Papa Francisco. fin
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