La explicación está en la geopolítica. La lista del autollamado “estado islámico” (EI) que mencionó a 60 países e incluye a México, hay que agradecérselo a nuestros “amigous” y vecinos los gringos. No al pueblo, claro está, cuanto a las elites del poder económico y
geopolítico imperial —a las multinacionales y al sector financiero voraz—, al presidente Obama, a sus estrategas de inteligencia y de seguridad nacional.
Por dos motivos: 1) Porque conocido es que son ellos, y sus aliados —Turquía, Arabia Saudí, Qatar, etc.—, los principales promotores y financieros de esa configuración variopinta de mercenarios procedente de diversos países, que opera(ba)n desde Irak y contra Siria para derrocar a Basar al-Assad, y luego (pretender) apoderarse del petróleo y la ruta del mismo hacia Europa hasta que llegaron los bombarderos rusos; 2) Porque Estados Unidos de América (EUA) y Occidente necesitan construir a un enemigo a como dé lugar; es decir, algo similar a la “guerra fría” para justificar que se trata de una “amenaza” contra su seguridad nacional —y por tanto del mundo— que debe ser derrotada porque representa el mal y contraviene los principios de libertad y democracia pronorteamericana y prooccidental.
En ambos casos se imponen los intereses gringos. Y, se presume, ese es el “estado islámico” —que ni es estado ni defiende tesis islamitas o de los musulmanes—, quien encabeza la ola terrorista en Oriente Medio, ha “padecido los ataques” desde hace más de un año de la llamada “coalición internacional” encabezada por EUA, pero no les causaron un daño siquiera del tamaño del propinado por los bombarderos rusos en solo un mes.
¿Por qué? Se los dijo recientemente el presidente ruso Vladimir Putin con todas sus letras y en su cara: ¿Quién apoya al EI, le ha proporcionado armas y capacitación? ¿Quién se beneficia del petróleo saqueado por los terroristas? A esto cabe agregar: ¿Quién pretende el derrocamiento del presidente Assad? ¿Por qué el presidente turco, Tayyip Erdogan, se presta a hacer el trabajo sucio a Obama, al ordenar el derribo del caza ruso, 2 km adentro en territorio sirio, arguyendo violación a su espacio aéreo y desconocer el origen del Su-24; y todavía intentar asesinar al piloto y al copiloto en el aire cuando descendían en paracaídas (uno sí murió)? ¿Que Erdogan no es el principal intermediario para vender dicho energético saqueado por los cabecillas del terrorismo internacional en Europa?
Del potencial adquirido por los terroristas del EI —seguramente el mundo se ha quedado perplejo por el tamaño de las instalaciones adquiridas y su potencial armamentístico, visible por los videos de la propia aviación que los ha bombardeado sin tregua— debe responder Obama, como del papel que están jugando en Siria y amenazando al mundo. ¿Acaso alguien duda todavía que los atentados terroristas en Paris fueron planeados por el llamado EI? ¡Bajo las órdenes de quién o quiénes!
Preguntemos por qué el presidente Françoise Hollande se está acercando a Putin, al llamado de formar una coalición internacional (que incluye a EUA, pero Obama no da la cara) para combatir al llamado EI. De los fines que los “orquestadores” (los operadores, ya se sabe) persigan con los atentados, de eso dependerá explicarse su pretendida propagación terrorista al resto de mundo.
Eso incluye a los 60 países mencionaros por el EI en su lista de la semana pasada. Pero a esos fines deben responder los creadores, financieros y principales “clientes” de los terroristas que por ahora no saben cómo (y eso incluye a los estrategas del Pentágono y la inteligencia de los halcones) esconderse bajo las piedras o llevar el terror a otros terrenos. En tanto ninguno puede con la estrategia geopolítica de Putin. México es vecino, no “amigou” de los gringos; la herida territorial está presente en la memoria de los mexicanos, una razón más que suficiente para protestar.
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