De caridad y justicia

SINGLADURA

Hace tiempo se habla de qué tipo de caridad prodigan los teletones que cada año, desde 1997, la empresa Televisa organiza en México para recaudar fondos económicos que destina a la construcción de centros de atención a niños con discapacidad, autismo y

cáncer.

El denominado Sistema Integral Teletón presta ayuda a miles de mexicanos en condiciones médicas y económicas vulnerables o francamente insostenibles. Quien conoce y/o sufre esta situación sabe de manera directa los sinsabores, las angustias y el dolor que implica.

Así que en principio no está nada mal que una empresa –cualquiera que ésta sea- haga esfuerzos con otros sectores de cualquier segmento social para aliviar así fuera en algún grado a las personas discapacitadas y sus familias, que en ocasiones sufren todavía más ante semejantes situaciones.

Para las personas en condiciones de desventaja médica o económica siempre será mejor tener una puerta a la cual acudir en busca de cualquier tipo de alivio o solución. Después de todo la ayuda o el recurso del socorro es una condición inherentemente humana, que honra a quien la presta y alivia al que la recibe. El que pueda que ayude, el que necesita que reciba. Esto sin menoscabo de la dignidad inherente de cualquier persona, y también fuera de la soberbia que muchas veces exhibe  el más fuerte.

Otra cosa también debe estar clara; no hay ningún ser humano en la tierra que pueda prescindir de la ayuda o el respaldo del otro. Se equivoca quien opine lo contrario.

Pero el asunto de los Teletones en México tiene otras vertientes, criticables por supuesto y que debieran superarse por el bien del país y de quienes participan en este esfuerzo, imperfecto si se quiere.

La primera salta a la luz por evidente. El estado mexicano olvida, incumple o traiciona sus deberes con la población del país en  general, más aún con los segmentos más vulnerables.

De allí que resulte oportuno, a pocos días de un nuevo teletón, que el Comité sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) recomendara al gobierno mexicano “establecer una distinción clara entre el carácter privado de las campañas Teletón y las obligaciones que el Estado debe acometer para la rehabilitación de las personas con discapacidad”.

Otro punto censurable y aún deleznable apunta el Comité. La campaña Teletón “promueve estereotipos de las personas con discapacidad como sujetos de caridad”. Usted sabe la exposición pública lamentable que se hace a través de la televisión concesionada de este perfil de personas, lo que transgrede su dignidad.

En consecuencia, sería útil llamar a no confundir los deberes de la caridad con los deberes de la justicia.

Sería un error cualquier intento de relevar con obras de caridad los deberes de jla justicia. Y esto debe el gobierno atenderlo, pero sobre todo impedirlo. Es un asunto de dignidad y eficacia, que no son cosa menor.  (fin)

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