Reto

SINGLADURA

La ex diputada federal María Esther Terán Velázquez, aferrada por casi una década a la presidencia de la Confederación Nacional de Propietarios Rurales (CNPR), más conocida como la pequeña propiedad y una organización creada hace más de 60 años, reta incluso

al mantenerse en su cargo de manera ilegal al presidente Enrique Peña, quien más de una vez ha insistido en la importancia de preservar y garantizar el estado de derecho en México.

Por increíble que parezca, Terán Velázquez se mantiene  de manera espuria en la presidencia de la CNPR a contrapelo del Estado de derecho que debe regir en México y en cualquier país respetable y que el presidente Peña dice defender.

Ex presidentes nacionales de la CNPR como Salomón Faz Sánchez, José Bonilla Robles y el presidente interino de esta organización, Federico Sánchez Reyes, entre otros dirigentes, han hecho esfuerzos de todo tipo en los últimos meses a favor de la legalidad y la institucionalidad en esta organización, que reivindica unos dos millones de miembros y la producción del 70 por ciento de la producción de alimentos del país.

Pero Terán Velázquez reta no sólo al presidente Peña y su proclama sobre la vigencia del estado de derecho en México. También reta al titular de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa), José Calzada Rovirosa, quien en un encuentro reciente con los dirigentes históricos de la CNPR prometió hacer cumplir la ley en relación con los abusos documentados de Terán Velázquez.

Se queja la dirigencia de la CNPR de la protección que el ex titular de la Reforma Agraria, Augusto Gómez Villanueva, procura desde su cargo en Financiera Rural a Terán Velázquez, quien también ha acudido al senador y frustrado ex candidato del PRI-PVEM al gobierno de Michoacán, Ascención Orihuela Bárcenas, para blindar sus acciones indebidas y abusivas al frente de la CNPR y aún para perpetuarse a través de títeres.

La actitud y conducta de Terán Velázquez atentan contra los intereses genuinos de los pequeños propietarios de la CNPR, fundada en febrero de 1946 precisamente con el objetivo de salvaguardar sus legítimos intereses.

Antes de asumir la presidencia de la CNPR, Terán Velázquez daba señales de que proseguiría los esfuerzos de sus mentores. Así se creyó y fueron muchos quienes le dieron su confianza y respeto.

En 2010, Terán Velázquez fue reelecta para un nuevo periodo de tres años al frente de la CNPR, un segundo mandato aún legal conforme a los estatutos de esta organización y que debió culminar en 2013. Pero oh sorpresa. El poder, ese afrodisiaco total cuando se carece de otros, se hizo presente y patente. 

Con base en artimañas de todo tipo, incluyendo falsas  convenciones, acarreados, paleros y  especies de toda laya,  la mujer entonó en su estilo peculiar el estribillo de la 6:20: llegué para quedarme. ¿Y a ver quítenme? 

Nadie en los casi 70 años de historia de la CNPR había quebrantado así  el orden interno y estatutario de esta organización.

Esta señora, mediante el uso de la fuerza, el poder económico y  la intimidación reta, se burla y corrompe una organización que debe seguir siendo clave en la historia del país y sus productores rurales.  ¿Lo permitirá más tiempo el presidente Peña? (fin)

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