El idiota

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No sé a quién se le haya ocurrido postular a un imbécil como Premio Nóbel de La Paz. Porque eso fue una ocurrencia y no un acto razonado. Es más, pienso que fue el propio sujetoide quien mandó a uno de sus esbirros a realizar la propuesta, porque de que tiene ocurrencias ni dudarlo, nada más hay que ver hasta dónde ha llegado en sus pretensiones de encabezar a la nación más poderosa del mundo y sus alrededores.

Y no es que los premios Nóbeles anden tan desacreditados, simplemente es que su postulación obedece más a un acto propagandístico que a un evento de la seriedad con que actúa la realeza Sueca. Si me preguntaran que pienso de su postulación, diría que al igual que su retorcida y putrefacta mente, es la purulenta postulación, así de simple y llano lo explico.

Pero dejando de lado lo que decida la Real Academia Sueca acerca de los Premios Nóbel en cuanto corresponde a las aspiraciones brutalmente idiotas del idiota mayor en los Estados Unidos, lo que nosotros pensamos es que el señor pese a su riqueza no ha podido ser lo que siempre pretendió, por lo que ahora anda enloquecido por buscar ser lo que nunca será simplemente porque el cerebro no le da para tanto. Y no es que intente denostarlo o colocarlo como un hombre de retorcida mente, por el contrario, pienso que cada día que pasa demuestra su poca capacidad intelectual y el deleznable y miserable cerebro que detenta.

Para decirlo de forma más clara, el señor al que me refiero en estas líneas es el mayor idiota que hay en el mundo, pero aparte de todo también es un imbecil, menso, memo, lelo, tonto, tarado, animal, bruto, jodido, pendejo, jotingo de pacotilla, con el respeto que me merecen los jotingos de pacotilla que creo que saben hacer mejor las cosas que este burro con copete que se siente la última coca cola del desierto. Y no es que tenga algo contra las personas que usan o utilizan copete, y mucho menos contra los animalitos de la naturaleza que se identifican por los rebuznos que lanzan al aire para que nos demos cuenta de que ya están cerca.

El señor Donald Trump es todo lo que he dicho y más, porque no merece ninguna consideración después de la bola de idioteces a que se ha referido simplemente porque se le ocurrió que puede ser Presidente de Estados Unidos. Yo no sé si llegue a la postulación, pero sí de algo estoy seguro es de que los norteamericanos de pronto se inclinan por los pendejos para colocarlos como los que mandan. Aunque esta vez no creo que lleguen a tanto después de analizar muy bien las cosas, porque la mayor parte de los gringos son personas inteligentes que saben lo que quieren. Pero dejando de lado todo tipo de análisis, debo señalar que el señor Donald Trump, con el debido respeto que me merece, es un baboso imbécil que piensa que ofendiendo a los mexicanos podrá ganar la Presidencia de Estados Unidos. Pobre pendejo. He dicho. Vale.