Justamente cuando el Banco de México señalaba que las condiciones favorables que se viven respecto de la volatilidad serían pasajeras, el mundo amanece con los lamentables hechos sucedidos en Bruselas, con sus respectivos impactos en las
principales bolsas del mundo.
Responsable la postura del Banco de México porque llamó a las cosas por su nombre, que habría estabilidad mientras las condiciones externas se mantuvieran, pero vemos lo susceptible que las economías son, de cómo las condiciones internas con las que cuenten los países ayudarán a amortiguar cada embate, pero seguimos estando expuestos y vulnerables a actos provenientes del exterior.
Los analistas ya señalaban una serie amplia de variables que podrían (pueden aún) impactar en las condiciones económicas mexicanas, como el crecimiento de la economía China, el comportamiento de la economía Estadounidense, en particular la definición que tome el 15 de junio próximo sobre elevar o mantener su tasa de interés de referencia y en su caso, la respuesta que den las autoridades monetarias mexicanas.
Por ello, ante el lamentable entorno internacional y su inevitable impacto en las economías (emergentes) la postura del Banco de México refleja responsabilidad, dio un buen ejemplo cuando después de muchos años logró ponerse de acuerdo con la Secretaría de Hacienda para anunciar medidas haciendo uso de las herramientas de política económica en lo monetario, fiscal y cambiario.
Y así de responsable resulta que declare con total transparencia que la tranquilidad financiera en México es temporal, lo que envía un mensaje que sí bien no son las mejores noticias, al menos resulta ser claro para el conjunto de la economía nacional, en particular para los inversores que justamente están realizando reacomodos buscando su seguridad y estabilidad.
EL mundo se llenó de duelo por lo sucedido el martes, que seguramente tendrá efectos más allá de la caída en las acciones de las aerolíneas, como está sucediendo. Que obliga a las naciones a ir más allá que simple robustecimiento de la seguridad de sus fronteras, pero también se debe aprovechar para que los responsables de las finanzas nacionales generen frentes que permitan minimizar los impactos de acciones externas, deplorables como el caso de los ataques terroristas, pero que generen unión de parte de las naciones para evitar que estos lamentables actos terminen perjudicando las finanzas de los países.
Por eso es que se aplaude la postura de las autoridades monetarias mexicanas, cuando señalan lo expuesto que nos encontramos ante factores externos, pero también es momento de que todos los que son responsables de la política económica aprendan que asegurar fortalecer las condiciones macroeconómicas es apenas un primer paso. Es un buen momento para demostrar que estamos entendiendo lo que sucede en el mundo.
Dr. Luis David Fernández Araya
*El Autor es Economista Doctorado en Finanzas, Profesor Investigador de Varias Instituciones Públicas, Privadas y Funcionario Público.
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