Ojalá dieran resultado por el bien de la ciudadanía capitalina, pero dudo mucho que las nuevas disposiciones anunciadas por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) para abatir y/o contener al menos la alta contaminación que castiga a la capital mexicana, cumplan ese objetivo.
Es más de lo mismo, salvo por un par de detalles que resultan más de oropel, relumbrón o hechos más con la intención de darle contenido al pobre esquema que según eso tomó casi tres meses en mesas de estudio y discusión.
Lo nuevo, nuevo fue la incorporación de cinco estados aledaños o colindantes con la megalópolis al plan de abatimiento de la contaminación atmosférica que atosiga hace años a los capitalinos sin que hasta ahora las autoridades urbanas hayan dado pie con bola para contenerla, según las evidencias palmarias que han llevado a endurecer sin ton ni son los permisos de circulación capitalina.
Allí estuvieron los gobernadores de Puebla, Tlaxcala, Morelos, Hidalgo y Estado de México, para testimoniar el anuncio de la Semarnat. Serán sin embargo los gobiernos de esas entidades los que dispondrán las normas respectivas. Esto a partir del respeto debido a sus autonomías como entidades soberanas de la federación. Eso será otra historia y seguramente consumirá tiempo.
El otro punto novedoso de las medidas fue la disposición relativa a la libre circulación sin verificación de los autos nuevos, modelos 2016 o posteriores. Vaya medida. Será más bien un aliciente más para que la ciudadanía con poder de compra bastante o al menos suficiente adquiera vehículos cero kilómetros. Ninguna novedad, pero si un estímulo importante para la industria automotriz, que seguramente aprovechará para colocar más vehículos en el mercado capitalino.
Los vehículos híbridos y/o eléctricos quedarán exentos de la verificación y circularán todos los días. Tampoco es un aspecto novedoso, menos aun cuando el gobierno de la ciudad está por iniciar un programa para relevar los taxis que consumen gasolina.
Los vehículos de todo tipo y ostensiblemente contaminantes serán impedidos de circular, algo que debió hacerse hace mucho tiempo, pero que la corrupción y el poder de las mafias del transporte han impedido hasta ahora y podrían seguir haciéndolo con base en sus fueros.
Las medidas anunciadas no especifican sin embargo el tipo de sanciones a partir del primer día de julio próximo para los vehículos que infrinjan con o sin conocimiento éstas.
La Semarnat dijo que estas medidas regirán por los siguientes seis meses y podrían renovarse por otro periodo de igual duración.
Llama la atención no obstante que este nuevo paquete anticontaminante no significa un cambio de fondo en las políticas ejercidas hasta ahora por las autoridades. Más bien ratifican con escasas variantes el programa hoy no circula, un fracaso según todas las evidencias.
El jefe del gobierno de la ciudad, Miguel Angel Mancera, resumió el nuevo plan apenas como “un primer paso”, pero soslayó aspectos de fondo que deberían incluir programas de descentralización, inversión cuantiosa para el transporte masivo de la ciudad y programas para frenar el crecimiento urbano ya excesivo y aún desbordado en la capital mexicana. Nada de eso figura en los planes capitalinos, casi seguramente porque reclamarían un trabajo político y urbanístico de fondo, tiempo, recursos, pero sobre todo talento.
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