Carta al titular de la SEP

 

SINGLADURA

Señor secretario Nuño,

 

Abrumado por los hechos derivados de la tan llevada y traída reforma educativa que su jefe,  el presidente Peña Nieto, le encomendó poner en práctica, le dirijo estas breves líneas para llamar su  atención y pedirle que reflexione  antes de que sea demasiado tarde.

Su encargo al frente del despacho que comandaron figuras de talla enorme  como José Vasconcelos, Jaime Torres Bodet , Agustín Yáñez y otros que sería largo ennumerar, pero que supongo usted conoce,  ha quedado comprometido a juzgar por sus resultados.

Le sugiero evalúe el saldo de su gestión iniciada en agosto de 2015 conforme el nombramiento que le confirió el presidente Peña. Haga una evaluación honesta y sincera de su encargo al frente de la Sep. Será la mejor forma de que usted sirva al país, algo que usted debería considerar mucho más trascendente que rendir buenas cuentas a su jefe. Le aseguro que si piensa más en México y menos en su jefe, los frutos de su encargo serán mucho más generosos, trascendentes y válidos para su propio futuro político si es que usted tiene en mente una  carrera pública.

De otra forma,  los resultados de su obra al frente de la SEP serán  de triste memoria, intrascendentes y, aún peor, de baja renta para el país.  En su lugar, dejará una estela de dolor, desgracia y aún tragedia para el país, que de hecho ya comenzó a escribirse  con las detenciones de los dirigentes de la CNTE , la represión policial de los maestros y más recientemente las muertes y lesiones en Oaxaca de varios maestros.

Las batallas políticas, señor secretario de Educación, no se ganan a balazos, aunque se cree lo contrario. La batalla por la reforma educativa podría ganarse  si usted y su jefe aceptan el diálogo. Esa sería  la única forma aceptable de que usted  acredite su papel  de máxima autoridad educativa del país. Sería no sólo útil, sino pedagógico. Para ello se requiere por supuesto voluntad, disposición, pero sobre todo inteligencia y capacidad argumentativa.

Usted  supone que su papel es cumplir a rajatabla la encomienda presidencial de instrumentar la reforma educativa, Se equivoca señor secretario. Su papel es hacer que los maestros y las autoridades educativas del país abracen la reforma. Si usted pretende imponerla con los medios que dispone –incluida la fuerza policial- la reforma fracasará y usted será el primer responsable de ello. Siéntese a dialogar , explique las bondades de la reforma que usted pregona en los medios con un estribillo y convenza  de sus méritos a quienes serán los primeros responsables de ponerla en marcha en forma cotidiana en todo el país.

De no ser así, señor Nuño, usted cargará con la vergüenza y responsabilidad del fracaso.

Peor aún, su nombre y herencia quedarán muy por debajo de lo que hicieron Torres Bodet, Vasconcelos y Yáñez, en el despacho que usted ocupa y en el mismo escritorio en que usted suscribe la madre de las reformas. Qu eda poco tiempo para que usted selle su historia.

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